Calles París
No importa cuántas veces haya puesto un pie en París, siempre siento que la ciudad me guiña un ojo distinto cada vez. La última vez llegué en pleno otoño, cuando los árboles de los boulevards se desnudan con elegancia y el Sena parece un espejo algo melancólico. Apenas salí de la estación de metro Odéon, me envolvió ese olor a pan recién horneado y a tabaco suave, como el de las novelas de Modiano.
En esta guía vas a recorrer conmigo algunas de las calles más emblemáticas de París, conectadas por plazas históricas que definen el alma de la ciudad: desde la majestuosidad del Trocadero hasta la vitalidad de la Bastilla. Más allá de los monumentos, te invito a caminar, perderte y dejarte sorprender por los detalles: un cartel antiguo, una librería escondida, un café que huele a historia.
Plaza del Trocadero y su mirador sobre la Torre Eiffel
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No hay mejor forma de empezar un paseo por París que desde la Plaza del Trocadero, ese balcón perfecto desde donde la Torre Eiffel se muestra en todo su esplendor. Si llegas temprano, cuando el sol empieza a filtrarse entre los edificios y aún hay poca gente, escucharás hasta el rumor del agua de las fuentes.
Desde aquí parten calles amplias y elegantes como la Avenue Kléber, que te lleva directo al Arco del Triunfo. A medida que caminas, sentirás que París te recibe con solemnidad, como si la ciudad supiera que estás ahí para descubrirla con calma.
Historia y contexto
La Plaza del Trocadero, situada frente a la Torre Eiffel, es uno de los miradores más célebres y fotogénicos del mundo. Su historia se remonta a 1811, cuando Napoleón I mandó construir en este lugar el Palacio del Rey de Roma para su hijo, aunque el proyecto nunca llegó a completarse.
El nombre “Trocadero” proviene de una victoria francesa en la Batalla del Trocadero (1823), en la isla española de Cádiz, y fue adoptado para bautizar la plaza en homenaje a ese triunfo. En 1878, con motivo de la Exposición Universal, se edificó el Palais du Trocadéro, de estilo morisco, que fue sustituido en 1937 por el actual Palais de Chaillot, durante la Exposición Internacional de Artes y Técnicas.
Desde entonces, el Trocadero se ha convertido en un símbolo del París monumental y uno de los lugares más visitados para contemplar la Torre Eiffel.
Arquitectura y ambiente
La Place du Trocadéro et du 11 Novembre se organiza en torno a una gran explanada en forma semicircular, desde la cual parten avenidas arboladas y terrazas escalonadas que descienden hacia los Jardines del Trocadero y el río Sena.
El punto central lo ocupa el Palais de Chaillot, formado por dos alas curvas de estilo neoclásico que abrazan la plaza y enmarcan la vista más icónica de la Torre Eiffel. Entre ambas alas se extiende una amplia explanada pavimentada, la Esplanade du Trocadéro, desde donde millones de visitantes toman cada año sus fotografías más parisinas.
El conjunto se completa con los Jardines del Trocadero, diseñados por el arquitecto Roger-Henri Expert, que combinan fuentes, esculturas y vegetación. La Fuente de Varsovia, con sus 20 cañones de agua, crea un espectáculo visual especialmente impresionante al atardecer o durante las noches de verano.
Qué ver y hacer durante la visita
La Plaza del Trocadero no es solo un mirador, sino una experiencia sensorial que combina historia, arte y las mejores vistas de París:
- Disfrutar de la panorámica más espectacular de la Torre Eiffel, especialmente al atardecer.
- Pasear por los Jardines del Trocadero, con sus fuentes y esculturas art déco.
- Visitar el Palais de Chaillot, que alberga varios museos importantes:
- El Museo del Hombre (Musée de l’Homme).
- El Museo Nacional de la Marina.
- El Théâtre National de Chaillot, uno de los centros de danza contemporánea más prestigiosos de Europa.
- Subir por las terrazas para obtener diferentes perspectivas fotográficas del Sena y la Torre Eiffel.
- Tomar un café en alguna de las terrazas cercanas con la torre al fondo, especialmente por la noche, cuando las luces parpadean.
Consejos prácticos para la visita
- Ubicación: Place du Trocadéro et du 11 Novembre, 16º arrondissement.
- Cómo llegar: metro Trocadéro (líneas 6 y 9).
- Horario: acceso libre las 24 horas.
- Duración recomendada: entre 45 minutos y 1 hora.
- Mejor momento: al amanecer o al atardecer, cuando la luz baña la Torre Eiffel y el reflejo del agua crea un paisaje inolvidable.
- Consejo personal: si visitas al anochecer, espera hasta la hora en punto para ver cómo la Torre Eiffel parpadea durante cinco minutos; la vista desde el Trocadero
Plaza de la Bastilla: del símbolo revolucionario al París moderno
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La Plaza de la Bastilla no tiene ya la prisión que una vez fue símbolo de opresión y revolución, pero sí conserva una energía vibrante. Es un punto donde se cruzan generaciones, ideologías y estilos. Desde aquí se ramifican calles cargadas de vida como la Rue de la Roquette o la Rue Saint-Antoine, perfecta para caminar y mirar escaparates con esa mezcla de tradición y modernidad.
Fue aquí cerca donde sentí ese París un poco agrio pero absolutamente necesario, como un café doble sin azúcar. Me topé con una pequeña librería de libros antiguos en una calle lateral. Entré y pasé casi una hora hojeando libros con portadas desgastadas, tocando el papel como si fueran pieles vivas. Allí compré una edición vieja de Rimbaud, que aún huele a polvo romántico.
Historia y contexto
La Plaza de la Bastilla es uno de los lugares más simbólicos de París, cuna de la Revolución Francesa y testigo de algunos de los episodios más decisivos en la historia de Francia. Su nombre y su esencia provienen de la fortaleza de la Bastilla, construida en el siglo XIV para proteger la ciudad y transformada, con el tiempo, en una prisión estatal temida por su rigor y su opacidad.
El 14 de julio de 1789, la toma de la Bastilla marcó el inicio de la Revolución Francesa y el colapso del Antiguo Régimen. La fortaleza fue destruida poco después, y sobre sus ruinas se trazó esta plaza, que hoy conserva el espíritu de libertad, protesta y renovación que caracteriza a París.
A lo largo de los siglos XIX y XX, la plaza ha sido escenario de manifestaciones, celebraciones y conciertos, pero también de movimientos sociales y políticos que consolidaron su papel como símbolo del pueblo parisino.
Arquitectura y ambiente
El centro de la Place de la Bastille está dominado por la Columna de Julio (Colonne de Juillet), inaugurada en 1840 para conmemorar la Revolución de 1830, cuando el pueblo francés derrocó al rey Carlos X. La columna, de 52 metros de altura, está coronada por la estatua del Génie de la Liberté (el “Genio de la Libertad”), una figura dorada que sostiene en una mano una antorcha y en la otra las cadenas rotas de la opresión.
En los alrededores, la plaza combina modernidad y tradición. En el lado sur se encuentra la Ópera de la Bastille, inaugurada en 1989 en el bicentenario de la Revolución, un edificio contemporáneo de cristal y acero diseñado por Carlos Ott, símbolo del París moderno y democrático.
A su alrededor se extienden avenidas llenas de vida, cafés, bares y tiendas alternativas, especialmente en los barrios de Le Marais, Faubourg Saint-Antoine y Canal Saint-Martin, que confluyen en la plaza.
Qué ver y hacer durante la visita
La Plaza de la Bastille es mucho más que un punto histórico; es también un espacio vibrante, cultural y lleno de energía.
- Contemplar la Columna de Julio, con sus inscripciones conmemorativas y su elegante pedestal de bronce.
- Visitar la Ópera de la Bastille, uno de los templos de la música lírica más importantes del mundo, con visitas guiadas disponibles.
- Caminar por el Boulevard Richard-Lenoir hasta llegar al Canal Saint-Martin, una de las zonas más bohemias y pintorescas de París.
- Explorar el Marché Bastille, uno de los mercados más grandes y auténticos de la ciudad, activo los jueves y domingos.
- Disfrutar del ambiente nocturno en los cafés y bares de los alrededores, especialmente en la Rue de la Roquette.
Consejos prácticos para la visita
- Ubicación: 4º, 11º y 12º arrondissements (confluencia de varias avenidas principales).
- Cómo llegar: metro Bastille (líneas 1, 5 y 8).
- Horario: acceso libre las 24 horas.
- Duración recomendada: 1 hora (más si visitas la Ópera o el mercado).
- Mejor momento: por la mañana para disfrutar del mercado, o al atardecer para ver la plaza iluminada y el ambiente animado.
- Consejo personal: si vas al atardecer, siéntate en una de las terrazas frente a la columna y observa cómo la ciudad fluye a su alrededor; es un lugar donde pasado y presente se encuentran en perfecta armonía.
Plaza Vendôme: lujo, joyerías y elegancia parisina
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Caminando hacia el corazón más refinado de París, encontramos la Plaza Vendôme, símbolo de lujo y elegancia. Rodeada de tiendas de alta joyería y hoteles históricos como el Ritz, aquí todo parece hecho para el deleite visual. La Rue de la Paix conecta directamente esta plaza con la Ópera Garnier, y en el trayecto puedes detenerte a admirar escaparates que son casi obras de arte.
Aquí todo brilla, desde las farolas hasta los relojes antiguos. Es un buen sitio para detenerse a observar sin prisa, porque París también se disfruta con los ojos quietos.
Historia y contexto
La Plaza Vendôme es sinónimo de lujo, elegancia y poder. Situada en el corazón del 1er arrondissement, a pocos pasos de la Ópera Garnier y del Jardín de las Tullerías, esta plaza es uno de los conjuntos arquitectónicos más refinados de Europa.
Fue mandada construir a finales del siglo XVII por Luis XIV, el Rey Sol, como símbolo de la monarquía absoluta y del esplendor francés. El proyecto original, diseñado por el arquitecto Jules Hardouin-Mansart, buscaba crear un espacio monumental que exaltara la gloria del rey. En el centro se erigía originalmente una estatua ecuestre de Luis XIV, destruida durante la Revolución Francesa.
En 1810, Napoleón Bonaparte mandó levantar en su lugar la Columna Vendôme, fundida con el bronce de los cañones capturados al enemigo en la batalla de Austerlitz. Desde entonces, la plaza ha sido escenario de acontecimientos históricos, pero sobre todo, un símbolo de la aristocracia, la alta costura y la joyería parisina.
Arquitectura y ambiente
La Place Vendôme es una obra maestra del urbanismo clásico francés. Su trazado octogonal, rodeado de fachadas uniformes con arcadas, pilastras y mansardas, crea una armonía perfecta.
Los edificios, de piedra dorada y techos de pizarra azul, fueron concebidos para alojar ministerios y residencias nobles; hoy albergan las boutiques más prestigiosas del mundo.
En el centro se alza la Columna Vendôme, inspirada en la Columna Trajana de Roma. Tiene 44 metros de altura y está recubierta por una espiral de relieves de bronce que narran las victorias de Napoleón. En la cima, una estatua del emperador con corona de laurel domina la plaza con gesto triunfal.
El ambiente es inconfundible: silencioso, refinado, casi teatral. Es el corazón del lujo parisino, donde historia, arte y moda se encuentran en equilibrio perfecto.
Qué ver y hacer durante la visita
La Plaza Vendôme ofrece una experiencia que combina historia, arte, compras y sofisticación:
- Admirar la Columna Vendôme y sus relieves en espiral, un auténtico monumento a la gloria napoleónica.
- Observar la arquitectura simétrica de Mansart, un ejemplo magistral del clasicismo francés.
- Pasear por sus arcadas históricas, donde se encuentran las sedes de las grandes joyerías y relojerías de lujo: Cartier, Boucheron, Chaumet, Van Cleef & Arpels, Rolex o Dior Joaillerie.
- Contemplar el Hotel Ritz, inaugurado en 1898, uno de los hoteles más míticos del mundo, frecuentado por Coco Chanel, Marcel Proust, Hemingway o Lady Diana.
- Al caer la noche, disfrutar del reflejo dorado de las farolas sobre las fachadas, cuando la plaza se vuelve casi silenciosa.
Consejos prácticos para la visita
- Ubicación: 1er arrondissement, entre la Rue de la Paix y la Rue Saint-Honoré.
- Cómo llegar: metro Opéra (líneas 3, 7 y 8) o Tuileries (línea 1).
- Horario: acceso libre las 24 horas.
- Duración recomendada: 30-45 minutos (más si se desea visitar boutiques o tomar algo en el Ritz).
- Mejor momento: al atardecer, cuando la piedra dorada de las fachadas refleja la luz del sol poniente.
- Consejo personal: entra al Hotel Ritz aunque solo sea para tomar un café en su bar; es una experiencia que resume el espíritu de la Plaza Vendôme: discreción, elegancia y arte de vivir parisino.
Plaza de la Concordia: entre jardines e historia
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Desde la Plaza de la Concordia, donde aún resuena la historia de la Revolución Francesa, puedes conectar fácilmente con los Campos Elíseos y el Jardín de las Tullerías. Todo aquí parece pensado para que camines despacio, escuchando tus pasos sobre la gravilla y viendo cómo la ciudad se pinta de oro con el atardecer.
Este fue uno de los momentos donde París me enseñó que una ciudad no se descubre por sus monumentos, sino por sus esquinas menos ruidosas. Mirando los obeliscos, los faroles antiguos y las perspectivas infinitas, entendí que una calle puede ser un poema si la recorres con los cinco sentidos despiertos.
Historia y contexto
La Plaza de la Concordia es la más grande y una de las más emblemáticas de París. Situada al final de los Campos Elíseos, entre el Jardín de las Tullerías y el Puente de la Concordia, esta plaza ha sido escenario de algunos de los momentos más trascendentales —y dramáticos— de la historia de Francia.
Fue diseñada en 1755 por el arquitecto Ange-Jacques Gabriel, durante el reinado de Luis XV, como una plaza real destinada a exaltar el poder monárquico. En su centro se levantó originalmente una estatua ecuestre del rey, pero durante la Revolución Francesa, la plaza fue rebautizada como Plaza de la Revolución y se convirtió en el escenario de ejecuciones públicas, incluida la del propio Luis XVI, María Antonieta y muchas otras figuras de la nobleza.
Tras la Revolución, el lugar recuperó su nombre actual, “Plaza de la Concordia”, símbolo de reconciliación nacional. Desde entonces, ha sido testigo de desfiles, celebraciones, protestas y momentos históricos que marcan el pulso político y social de Francia.
Arquitectura y ambiente
La Place de la Concorde es una joya del urbanismo clásico del siglo XVIII, con una armonía arquitectónica que la convierte en una de las plazas más bellas del mundo.
Tiene forma octogonal y está rodeada por majestuosos edificios neoclásicos:
- Al norte, los Hôtels de Crillon y de la Marine, con sus columnas dóricas y balcones ornamentados.
- Al sur, el Puente de la Concordia, que cruza el Sena hacia la Asamblea Nacional.
En el centro se alza el imponente Obelisco de Luxor, un monolito egipcio de más de 3.300 años de antigüedad y 23 metros de altura, regalado por el gobierno egipcio en 1831. Decorado con jeroglíficos, fue erigido en 1836 bajo el reinado de Luis Felipe y se ha convertido en uno de los símbolos más reconocibles de París.
A su alrededor se sitúan dos fuentes monumentales inspiradas en las de la Plaza de San Pedro de Roma: la Fuente de los Mares y la Fuente de los Ríos, ambas adornadas con esculturas alegóricas que representan la prosperidad de Francia.
Qué ver y hacer durante la visita
La Plaza de la Concordia es un punto de encuentro entre historia, arte y vida cotidiana.
- Contemplar el Obelisco de Luxor y las dos fuentes monumentales, un conjunto que resume la elegancia del urbanismo parisino.
- Admirar la perspectiva de los Campos Elíseos, con el Arco del Triunfo al fondo, una de las vistas más famosas del mundo.
- Observar los detalles escultóricos de las estatuas que representan las ciudades de Francia, situadas en cada esquina de la plaza.
- Cruzar el Puente de la Concordia hacia el Palacio Bourbon, sede de la Asamblea Nacional.
- Entrar al Hotel de la Marine, recientemente restaurado, para descubrir sus interiores del siglo XVIII y exposiciones temporales.
- Pasear hacia el Jardín de las Tullerías, situado justo al este, para disfrutar de un ambiente más relajado y verde.
Consejos prácticos para la visita
- Ubicación: entre los Campos Elíseos y el Jardín de las Tullerías, 8º arrondissement.
- Cómo llegar: metro Concorde (líneas 1, 8 y 12).
- Horario: acceso libre las 24 horas.
- Duración recomendada: 45 minutos a 1 hora (más si visitas el Hotel de la Marine o los alrededores).
- Mejor momento: al atardecer o de noche, cuando el obelisco y las fuentes se iluminan, creando una atmósfera majestuosa.
- Consejo personal: quédate unos minutos en silencio frente al obelisco; sentirás cómo esta plaza, testigo de siglos de poder, tragedia y reconciliación, respira el alma de París.
Campos Elíseos: la avenida reina
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Pocos paseos son tan icónicos como el de los Campos Elíseos, la arteria majestuosa que une la Concordia con el Arco del Triunfo. Aquí el ritmo cambia: es más bullicioso, más cosmopolita. Las tiendas de lujo se mezclan con cafés donde puedes detenerte a observar el flujo interminable de peatones y coches.
Pero hay momentos especiales: al caer la tarde, cuando las luces comienzan a encenderse y los árboles se iluminan, caminar aquí se vuelve mágico. Recuerdo haberlo hecho tras cruzar desde el Marais, donde había comido en la Rue des Rosiers un falafel con salsa picante que fue casi una experiencia mística. Sentado en la acera, con las piernas cruzadas como un turista descarado, sentí que estaba exactamente donde debía estar.
Historia y contexto
La Avenue des Champs-Élysées es mucho más que una avenida: es un símbolo de París y uno de los paseos más famosos del planeta. Su nombre, inspirado en la mitología griega, significa “Campos Elíseos”, el lugar donde las almas virtuosas descansaban eternamente, y refleja la grandeza y armonía que caracterizan este eje monumental.
Su historia se remonta a 1667, cuando el paisajista André Le Nôtre, jardinero de Luis XIV y creador de los jardines de Versalles, trazó un paseo arbolado que partía del Palacio de las Tullerías. Con el tiempo, este paseo fue ampliándose hacia el oeste y, en el siglo XIX, bajo la visión del Barón Haussmann, se transformó en la gran arteria urbana que conocemos hoy: elegante, moderna y vibrante.
A lo largo de los siglos, los Campos Elíseos han sido escenario de celebraciones históricas, desfiles militares y grandes eventos nacionales, como la Liberación de París en 1944 o el Desfile del 14 de julio, la fiesta nacional francesa.
Arquitectura y ambiente
Los Campos Elíseos se extienden a lo largo de casi dos kilómetros, desde la Plaza de la Concordia hasta el Arco del Triunfo, formando parte del “Eje histórico” de París que continúa hacia La Défense.
La avenida está dividida en dos tramos bien diferenciados:
- La parte baja, entre la Plaza de la Concordia y el Rond-Point des Champs-Élysées, donde los jardines, fuentes y avenidas arboladas mantienen el espíritu del paseo original de Le Nôtre.
- La parte alta, más urbana y comercial, llena de boutiques, cafés, cines y teatros.
La arquitectura combina edificios haussmannianos, fachadas monumentales y escaparates modernos, creando una armonía visual que resume el alma de París: tradición y modernidad coexistiendo con elegancia.
Qué ver y hacer durante el recorrido
Pasear por los Campos Elíseos es una experiencia en sí misma, pero hay muchos puntos que no deberías perderte:
- Comenzar en la Plaza de la Concordia, con vistas al Obelisco de Luxor y las fuentes monumentales.
- Detenerse en los Jardines de los Campos Elíseos, con sus esculturas, terrazas y cafés al aire libre.
- Subir al Arco del Triunfo, construido por orden de Napoleón para honrar a los ejércitos franceses. Desde su terraza, las vistas de la avenida son espectaculares.
- Descubrir las tiendas de lujo y las casas emblemáticas como Louis Vuitton, Cartier o Guerlain, junto a los grandes cines y galerías.
- Disfrutar de un café o un almuerzo en alguno de sus restaurantes icónicos, como Le Fouquet’s, frecuentado por artistas, políticos y celebridades.
- En diciembre, recorrer la avenida iluminada con luces navideñas, un espectáculo que transforma la noche parisina.
Consejos prácticos para la visita
- Ubicación: desde la Plaza de la Concordia hasta el Arco del Triunfo, 8º arrondissement.
- Cómo llegar: metro Champs-Élysées–Clemenceau (líneas 1 y 13), Franklin D. Roosevelt (líneas 1 y 9) o Charles de Gaulle–Étoile (líneas 1, 2, 6 y RER A).
- Horario: acceso libre las 24 horas.
- Duración recomendada: entre 1,5 y 2 horas para recorrerla con calma.
- Mejor momento: al atardecer o de noche, cuando los escaparates y monumentos se iluminan.
- Consejo personal: comienza el paseo desde la Plaza de la Concordia y camina hacia el Arco del Triunfo; así disfrutarás de la perspectiva ascendente y de una de las vistas más icónicas del mundo.
Ruta propuesta: del Trocadero a la Bastilla, un paseo por la historia
Te propongo una ruta a pie que conecte estas plazas, combinando elegancia, historia y sensaciones reales:
- Comienza en la Plaza del Trocadero
- Baja hacia el Sena y cruza el puente de Iéna
- Dirígete hacia la Plaza de la Concordia
- Pasea por los Campos Elíseos hasta el Arco del Triunfo
- Desde allí, baja por la Avenue de l’Opéra hasta Plaza Vendôme
- Continúa por Rue Saint-Antoine hacia la Plaza de la Bastilla
Este recorrido mezcla las postales clásicas con calles que se viven más que se fotografían.
Consejos para caminar las calles de París
- Mejor hora: Al amanecer o al atardecer, cuando la luz suaviza los contornos y las multitudes son menores
- Qué llevar: Zapatos cómodos, curiosidad y algo de hambre para aprovechar los cafés del camino
- Dónde parar: Librerías pequeñas, mercados locales, bancos en plazas escondidas
Y sobre todo: no tengas miedo de perderte. Porque perderse en París… es la única forma real de encontrarla.
Si alguna vez sueñas con París, no pienses solo en la Torre Eiffel. Piensa en la Rue des Martyrs al atardecer, en el murmullo de la Rue Mouffetard, o en la forma en que el sol tiñe de oro las fachadas de Saint-Germain-des-Prés. Porque París no se visita: se camina, se huele, se saborea… y se lleva en el corazón, como una cicatriz hermosa.
Experiencias en París
Free Tour París Imprescindible
Free Tour Torre Eiffel y Arco del Triunfo
Free Tour Leyendas y Misterios de París
Free Tour Montmartre y Sagrado Corazón
Tour París Nocturno y Barco por el Sena
Tour Privado por París en Español
Tour París Monumental y Barco por el Sena
Paseo en barco por el Sena
Entrada a la 3ª planta de la Torre Eiffel

