Pedraza (Segovia)

Pedraza (Segovia): el viaje que te susurra la historia en cada piedra


Llegar a Pedraza es como abrir un libro antiguo de Castilla y León: con aroma a leña, letras grabadas en piedra y páginas que crujen bajo tus pasos. Esta villa medieval amurallada, situada a poco más de una hora de Madrid, es uno de esos lugares que no necesitan alzar la voz para conquistarte. Simplemente existen, y su existencia te transforma.


Dónde está Pedraza y cómo llegar


Pedraza se encuentra en la provincia de Segovia, en plena meseta castellana. Puedes llegar fácilmente en coche desde Segovia (a unos 40 minutos) o desde Madrid (en aproximadamente 90 minutos por la A-1 y luego la SG-231). Al llegar, te espera una estampa que parece salida de un óleo renacentista: murallas, colinas y un cielo infinito.

"Llegar a Pedraza fue como atravesar un umbral invisible hacia otra época. Venía manejando desde Segovia, dejando atrás las vastas llanuras castellanas, cuando de pronto, como si surgiera de la nada, apareció esa villa amurallada en lo alto de una colina."


Qué ver en Pedraza: lo imprescindible


1. La Puerta de la Villa


Esta arcada robusta de piedra marca la entrada al tiempo suspendido. Es el único acceso a la ciudad amurallada y fue construida entre los siglos XI y XII. Aquí comienza tu viaje.

"Aparqué fuera de las murallas —porque en Pedraza los coches modernos no profanan su interior— y caminé hasta la puerta de la villa..."


2. La calle Real y sus casas de piedra


La calle Real atraviesa el casco histórico, flanqueada por casonas con blasones, rejas forjadas y balcones floridos. Cada paso sobre su empedrado cuenta una historia.

"El aire olía a leña quemada y a pan recién hecho. Me detuve en una tienda pequeña donde una señora mayor vendía queso curado de oveja. Me ofreció una loncha con una sonrisa tímida: 'De aquí cerquita, hecho por mi hermano.' Aquel bocado me supo a campo, a historia, a familia."


3. La Plaza Mayor


Este espacio porticado de forma irregular es el corazón de Pedraza. Rodeada de casas nobles y soportales, aquí tienen lugar los principales eventos y la vida social del pueblo.

"Me senté en una terraza, frente a una copa de vino tinto y un plato de judiones de la tierra. El sol de mediodía se reflejaba en la piedra dorada de los edificios..."


4. El castillo de Pedraza


Situado en un extremo del pueblo, este castillo del siglo XIII alberga actualmente el museo Zuloaga. Desde sus torres puedes contemplar las colinas y campos que rodean la villa.

"Desde sus torres, la vista de los campos infinitos me encogió el alma. Me contaron que allí estuvo preso nada menos que el hijo de Francisco I de Francia."


Eventos: la Noche de las Velas


Uno de los momentos más mágicos de Pedraza es la famosa Noche de las Velas, celebrada en julio. Todo el pueblo apaga sus luces eléctricas y se ilumina únicamente con velas, mientras suenan conciertos de música clásica.


Gastronomía: sabor con raíces


Pedraza presume de una cocina tradicional contundente: cochinillo, cordero lechal, judiones de La Granja y quesos curados. Todo acompañado con vinos de la tierra.


Pedraza al anochecer: leyendas y misterio


Cuando cae la noche, el encanto de Pedraza adquiere un tono legendario. Las sombras juegan entre las piedras y los faroles de aceite iluminan historias de antaño.

"Cuando se fue la luz en todo el pueblo. Nadie se alteró. Los restaurantes sacaron faroles de aceite, y los vecinos aprovecharon para contar leyendas del lugar... Me reí, claro, pero luego, caminando solo por esas callejuelas oscuras, no pude evitar mirar hacia atrás más de una vez."


Conclusión: Pedraza no se visita, se siente


Más allá de los monumentos y la arquitectura, Pedraza es una experiencia. Es oler a pan caliente en una calle desierta, es tocar una piedra que guarda siglos de historia, es escuchar un silencio que te habla.

"Pedraza me enseñó la belleza de lo pequeño, de lo contenido. Es un lugar que no necesita gritar para impresionarte. Es una carta manuscrita en un mundo de mensajes instantáneos."

Si alguna vez necesitas una pausa real del mundo moderno, pon rumbo a Pedraza. Pero hazlo sin prisa. Ella no corre, y tú tampoco deberías.

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