Monasterio El Parral

Monasterio de El Parral (Segovia): un santuario de piedra, agua y silencio


A escasos minutos del bullicio del acueducto de Segovia, el Monasterio de Santa María del Parral ofrece una experiencia que va más allá del turismo: un encuentro con el alma. Fundado en 1447 por Enrique IV y habitado por la Orden de San Jerónimo, este lugar es uno de los secretos mejor guardados de Castilla.


Cómo llegar al Monasterio


Ubicado junto al río Eresma, se puede acceder a pie desde el casco histórico de Segovia. El paseo hasta el monasterio, siguiendo el sendero fluvial entre chopos y murmullo de agua, es ya parte de la experiencia.

"Subí caminando desde Segovia, por ese sendero que bordea el río Eresma, entre chopos desnudos y murmullos de agua... el paisaje tenía una melancolía dulce."


Un lugar detenido en el tiempo


Nada más cruzar el umbral, uno siente que ha dejado atrás el tiempo. El silencio es absoluto, profundo, como si la piedra hablara bajito y uno tuviera que aprender a escucharla.

"El silencio rotundo, casi físico... era como si el tiempo se hubiera detenido justo al cruzar el umbral. Las piedras, doradas por siglos de sol castellano, parecían guardar la respiración."


Arquitectura: entre gótico y renacimiento


El monasterio combina lo mejor del gótico tardío y el renacimiento castellano. Destacan el claustro principal, la iglesia con su impresionante retablo mayor, y las salas monásticas que aún se usan para la vida contemplativa.

"Recorrimos el claustro principal... Caminaba despacio, sintiendo el eco de cada paso sobre las losas frías. Me apoyé un momento en una columna y cerré los ojos."


El retablo: una llama dorada


El retablo mayor, construido en madera dorada, domina el interior de la iglesia con una fuerza serena. La luz que lo baña cambia cada hora del día, haciéndolo casi místico.

"Mirarlo era como mirar una llama que no quema, pero hipnotiza... como si el retablo respirara."


El canto del alma: los jerónimos


El monasterio está habitado por una pequeña comunidad de monjes jerónimos. Su vida es sencilla, centrada en la oración, el trabajo manual y la hospitalidad.

"Una nota de canto gregoriano flotaba en el aire... Me temblaron las rodillas. No por fe, sino por belleza."


Visita guiada: espiritualidad compartida


Las visitas guiadas, muchas veces dirigidas por los propios monjes, son pausadas, profundas, llenas de detalles y silencios significativos. Aquí no se corre: se contempla.

"El guía, un monje jerónimo, hablaba con una voz baja y profunda, como si narrara una historia que no le pertenecía, pero que llevaba años cuidando."


Un lugar que cura


"Al salir, el monje me miró con una sonrisa muy tenue y dijo: 'Este lugar cura, pero no todos lo saben.' Y yo lo supe."

"Una niña pequeña preguntó a su madre: '¿Aquí viven los ángeles?' Me pareció la mejor definición posible de ese lugar."


Consejos para la visita


  • Camina desde Segovia por el sendero del Eresma
  • Llega en silencio, sin prisas
  • Escucha las visitas, pero también los silencios
  • No fotografíes todo: guarda algunas imágenes solo para ti


Conclusión: una joya viva


El Monasterio de El Parral no es una ruina, ni un museo. Es un espacio vivo, habitado por hombres que creen en el silencio, y por piedras que han aprendido a hablar.

"Si alguna vez necesitas reencontrarte con lo esencial... visita El Parral. Y deja que su voz, tan baja como profunda, te diga lo que necesitas escuchar."

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