Esztergom

A poco más de una hora de Budapest se encuentra Esztergom, una de las ciudades más antiguas e importantes de Hungría. Conocida como la "Roma húngara" y la cuna espiritual del país, aquí nació San Esteban I, el primer rey húngaro. Su imponente Basílica, el Puente María Valeria y su aire solemne hacen de esta ciudad un destino imprescindible para quienes buscan entender el alma de Hungría.

Cómo llegar a Esztergom desde Budapest

La manera más auténtica de llegar es en tren desde la estación Nyugati. El trayecto dura poco más de una hora y atraviesa paisajes verdes, colinas y vistas del Danubio que aparecen y desaparecen entre curvas. Es un viaje pausado que prepara para lo que viene: una ciudad donde el tiempo se siente distinto.

También se puede llegar en coche o en excursiones organizadas de un día desde Budapest, perfectas si prefieres comodidad y una explicación en español de cada lugar histórico.

Qué ver en Esztergom

1. La Basílica de Esztergom

Es la iglesia más grande de Hungría y uno de los templos católicos más importantes de Europa Central. Desde abajo impresiona por su tamaño, pero al subir la colina y entrar, el silencio, el incienso y la luz que atraviesa los vitrales envuelven a cualquiera.

En el altar mayor destaca un fresco monumental de Michelangelo Grigoletti, y desde la cúpula, a la que se llega tras una larga escalera, se obtiene una vista espectacular del Danubio, las colinas y el puente que conecta con Eslovaquia. Allí arriba, el viento sopla con una fuerza casi sagrada.

2. El Puente María Valeria y Štúrovo

Uno de los símbolos de Esztergom es su puente internacional, destruido en la Segunda Guerra Mundial y reconstruido en 2001. Cruzarlo a pie es emocionante: en unos pasos pasas de Hungría a Eslovaquia. Del otro lado está Štúrovo, una ciudad tranquila donde se puede tomar una cerveza local y observar la Basílica dominando el horizonte.

3. El Castillo y el barrio de Viziváros

El Castillo de Esztergom, construido sobre restos romanos, guarda la memoria medieval de la ciudad. Cerca de allí, el barrio de Viziváros ofrece calles empedradas, el Museo de Arte Cristiano y una atmósfera que mezcla historia y calma.

4. Paseos junto al Danubio

El Danubio en Esztergom no solo es frontera natural, también es un lugar de encuentro. Pasear por sus orillas, especialmente al atardecer, regala una de las estampas más bellas: la Basílica reflejada en las aguas y el puente iluminado como un lazo entre dos países.

Comer en Esztergom: tradición con sabor

En los restaurantes familiares encontrarás platos típicos como el pörkölt (estofado de carne con paprika) con nokedli, una pasta casera deliciosa. A menudo, los camareros ofrecen un vaso de pálinka de ciruela “para la digestión”. Es un gesto cálido que acompaña la hospitalidad local.

Anécdotas y momentos únicos

En la plaza de la Basílica, un grupo de escolares se acercó a practicar inglés conmigo. Me preguntaron si en España también había castillos como el suyo. Les hablé de Segovia y Toledo, y uno de ellos me regaló un dibujo del puente María Valeria hecho en su cuaderno. Un recuerdo sencillo, pero imborrable.

Recomendaciones personales

• Sube a la cúpula: cada escalón merece la pena por la vista panorámica.
• Cruza a Štúrovo: no por lo que hay allí, sino por la experiencia de ver Esztergom desde fuera.
• Prueba la pálinka local: fuerte, pero auténtica.
• Tómate tu tiempo: Esztergom no se recorre con prisa, se disfruta despacio.

¿Merece la pena visitar Esztergom?

Sin duda. Esztergom no es solo turismo, es identidad. Es espiritualidad, historia y pertenencia. Es la ciudad donde Hungría se mira a sí misma y recuerda sus raíces. Desde la grandeza de su Basílica hasta la calma de sus calles, todo invita a reflexionar y a sentir el pulso profundo del país.

Si buscas ir más allá de Budapest y conocer el corazón espiritual de Hungría, Esztergom es el destino perfecto.