Szentendre

¿Te has preguntado alguna vez si existe un lugar donde el tiempo se detiene, el arte brota de cada rincón y los colores parecen hablar su propio idioma? Ese lugar existe y se llama Szentendre, un pueblo mágico a orillas del Danubio, a solo unos kilómetros de Budapest. Esta es tu guía completa para descubrir qué ver en Szentendre, cómo llegar, qué hacer y por qué este rincón es mucho más que una excursión de un día.


Cómo ir de Budapest a Szentendre: la aventura comienza en el tren HÉV



Todo empieza en Batthyány tér, una estación del metro M2 de Budapest desde donde parte el tren suburbano HÉV. Este tren verde claro parece detenido en el tiempo: ventanas con historia, pasajeros leyendo libros en papel y conversaciones tranquilas. Durante el trayecto, una señora me ofreció una galleta de anís que sabía a hogar. Así empezó mi viaje a un lugar donde "los colores no se apagan", como me dijo una artista local.

Por cierto, el billete cuesta unos 2 euros y el trayecto dura aproximadamente 40 minutos. También puedes hacer una excursión organizada con guía en español, e incluso regresar en barco por el Danubio si vas en verano.


Qué ver en Szentendre: rincones que parecen pintados a mano



Nada más llegar, el aire cambia. Todo huele a río, lavanda y pan recién hecho. Las fachadas están vestidas de colores cálidos, las persianas parecen sonreír torcidas y los letreros antiguos te invitan a curiosear. Szentendre se respira, no solo se mira.


1. Plaza Fő tér: corazón y alma del pueblo


En la Plaza Mayor de Szentendre, me topé con una boda húngara. Ella de blanco, él con un traje enorme, la abuela llorando entre adoquines. Me senté con un helado de lavanda en mano y supe que no quería irme. Aquí puedes ver:


  • La Cruz de la Peste (Kalmar)
  • Iglesia Blagovestenska
  • Antiguas casas comerciales griegas y serbias


2. La colina del Templo y vistas de postal


Desde la plaza, un callejón empinado lleva a una colina con vistas espectaculares. Aquí está la iglesia más antigua del pueblo: San Juan Bautista, rodeada de tejados que parecen maquetas. También hay un pequeño museo con obras de Béla Czóbel.


3. Catedral de Belgrado: un pedazo de Serbia en Hungría


Construida por refugiados de Belgrado en el siglo XVIII, esta iglesia ortodoxa serbia destaca por su color burdeos. Aunque estaba cerrada cuando fui, pude sentir su historia desde el jardín. Dicen que aún entierran a sus obispos aquí.


4. Museos para todos los gustos


Szentendre es llamada "la ciudad del arte y los museos", y no es exageración. Algunos imperdibles:


  • Museo Ferenczy: arte contemporáneo húngaro.
  • Museo del Mazapán: dulce local convertido en exposición.
  • Skanzen: museo etnográfico al aire libre.
  • Museo Margit Kovács: cerámica húngara (cerrado temporalmente).


En una pequeña galería conocí a Anna, una pintora que me vendió una acuarela de un niño con un globo en el mercado. Ahora adorna mi escritorio.


5. Calle Dumtsa Jenő: compras, cafés y recuerdos con alma


Es la calle principal, ideal para perderse entre tiendas y cafés. Aquí compré una mermelada de saúco y un imán de bicicleta amarilla. Nunca suelo llevar souvenirs, pero sentí que me llevaba un pedacito de alma húngara.


Comer en Szentendre: sabor a río y melodía



Al mediodía elegí una terraza frente al Danubio. Pedí halászlé, la sopa picante de pescado, y un vino blanco frío. Un violinista tocaba para sí mismo, no para turistas. Se llamaba László, y me dijo: "Aquí todo es lento y eso cura". Me contó que fue músico en un crucero y que volvió tras la muerte de su esposa. Nunca más se fue.


¿Merece la pena visitar Szentendre?



Absolutamente sí. Si estás en Budapest y sientes que el mundo va demasiado rápido, Szentendre es el antídoto. No es solo un pueblo bonito: es un estado de ánimo, un lugar que se cuela bajo la piel.

Como recomendación final: toma el tren, deja el mapa, y déjate pintar por la ciudad.


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