Londres con Niños

Explorar Londres con niños es como entrar a un cuento interactivo lleno de dragones, reyes, juguetes gigantes y aventuras por descubrir. Esta ciudad vibrante y monumental ofrece planes que fascinan tanto a adultos como a los más pequeños. En esta guía, basada en experiencias reales y en los lugares más emblemáticos, te contamos todo lo que puedes ver y hacer para disfrutar Londres en familia.


Cambio de Guardia



Uno de los espectáculos más icónicos de la ciudad que deja boquiabiertos a los niños es el Cambio de Guardia frente al Buckingham Palace. Con sus uniformes rojos y sombreros de piel, los soldados parecen salidos de una película de Disney. El desfile, con música en vivo y movimientos sincronizados, es un plan gratuito, divertido y totalmente londinense. Aconsejamos llegar temprano para tener buena vista, y si vas con niños pequeños, lleva algo para sentarse o entretenerse mientras esperan.


Historia y esencia del Cambio de Guardia


El Cambio de Guardia es una tradición que se remonta al siglo XVII, cuando los soldados encargados de proteger el Palacio de St James y más tarde Buckingham Palace eran relevados en una ceremonia pública y perfectamente coreografiada.


Con el paso de los siglos, este ritual se convirtió en un símbolo de la monarquía británica y en uno de los espectáculos más queridos por visitantes de todas las edades.


Su mezcla de música militar, disciplina impecable y el carisma inconfundible de los soldados con uniformes escarlata y altos gorros de piel de oso ha hecho que el Cambio de Guardia sea, hoy, una de las experiencias más memorables para disfrutar en familia.


Ambiente, aprendizaje y diversión para los niños


Para los niños, el Cambio de Guardia es un festival sensorial: suena la música de la Band of the Household Division, vibran los tambores, los soldados marchan al compás y los caballos del regimiento montado impresionan con su elegancia.


La ceremonia despierta curiosidad, sorpresa y fascinación: ver cómo se mueven los soldados sin perder la seriedad, cómo cambia la formación o cómo la banda interpreta desde marchas tradicionales hasta melodías modernas.


El colorido de los uniformes, el brillo de los botones dorados y el ritmo de la música convierten esta experiencia en un momento alegre, perfecto para iniciar a los más pequeños en las tradiciones británicas y en la historia viva del Reino Unido.


Qué ver y qué hacer con los más pequeños


El momento clave es la llegada de los soldados que vienen a relevar a la guardia de Buckingham Palace. Los niños disfrutan especialmente de:


• La banda militar interpretando piezas animadas.

• Los cambios de formación en el patio del palacio.

• La llegada y salida de los soldados montados a caballo en la ceremonia del Household Cavalry.

• Los uniformes rojos y los gorros de piel que parecen sacados de un cuento.

• El ambiente festivo en St James’s Park y The Mall.


Una experiencia ideal para complementar la ceremonia es acercarse después a St James’s Park, donde los pequeños pueden correr, ver ardillas y disfrutar de un entorno perfecto para la pausa familiar.


Consejos prácticos para familias


Para ver la ceremonia con comodidad, es recomendable llegar al menos 45 minutos antes, especialmente en días soleados o en temporada alta.


El lugar más cómodo para familias suele ser frente a las rejas de Buckingham Palace o a lo largo de The Mall, donde hay más espacio y mejor visibilidad de las formaciones y de la banda.


Lleva agua, algún tentempié y, si vas con carrito, busca zonas menos concurridas como la parte cercana a Green Park o Constitution Hill.


Consulta siempre el calendario oficial, ya que los horarios pueden cambiar según la época del año.

Juguetería Hamleys



Imagina siete plantas enteras dedicadas al juego: eso es Hamleys, una de las jugueterías más antiguas y espectaculares del mundo. Aquí los niños pueden tocar, jugar, probar y dejarse maravillar por trucos de magia, burbujas gigantes, peluches enormes y demostraciones en vivo. Es un paraíso sensorial para todas las edades, aunque te advertimos: es imposible salir sin una pequeña compra.


Historia y esencia del lugar


Hamleys, fundada en 1760, es la juguetería más famosa y una de las más antiguas del mundo. Lo que comenzó como una pequeña tienda llamada Noah’s Ark se convirtió, con los años, en un templo del juego, de la ilusión y de la imaginación infantil.


Durante el siglo XIX, los londinenses acudían a Hamleys como si fuese un parque de atracciones: juguetes de madera, muñecas artesanales, trenes mecánicos y figuras pintadas a mano llenaban las vitrinas.


En su ubicación actual de Regent Street, Hamleys se consolidó como un icono universal. Sus siete plantas de fantasía, sus demostradores de juguetes y su ambiente mágico la convirtieron en una parada familiar obligatoria para generaciones enteras.


En la actualidad, Hamleys sigue siendo un lugar donde tradición y modernidad se encuentran: juguetes clásicos conviven con tecnología, magia, personajes infantiles y experiencias únicas.


Ambiente, aprendizaje y diversión para los niños


Para los niños, Hamleys es un estallido de colores, luces y emociones. Nada más entrar, suena música alegre, los vendedores hacen demostraciones mágicas y los juguetes “cobran vida” en cada rincón.


Se escuchan risas, zumbidos de drones, coches teledirigidos deslizándose por el suelo y peluches gigantes saludando a los más pequeños.


Cada planta es una aventura:


Los superhéroes parecen salir de los estantes, los personajes de cuentos saludan desde vitrinas decoradas, los robots se mueven y hablan, y los juegos interactivos invitan a los niños a tocar, probar y descubrir.

El aprendizaje fluye de forma espontánea: creatividad, curiosidad, experimentación y juego libre en un entorno lleno de estímulos positivos.


Qué ver y qué hacer con los más pequeños


Hamleys está diseñada para que los niños no solo vean juguetes: los vivan.

Entre los momentos más especiales para los pequeños destacan:


Las demostraciones en vivo: aviones que vuelan, trucos de magia, pompas gigantes, juguetes que parecen imposibles.

La planta de Harry Potter y personajes mágicos, donde los niños encuentran varitas, capas y objetos del mundo mágico.

La sección de LEGO, con modelos gigantes que dejan a todos con la boca abierta.

El área de muñecas y peluches, especialmente los famosos osos de Hamleys.

La bienvenida de los empleados disfrazados, que saludan como si se tratara de una fiesta continua.


Cada piso es un mundo distinto, lleno de sorpresas que invitan a los pequeños a explorar en libertad.


Consejos prácticos para familias


Hamleys es muy popular, especialmente los fines de semana y en Navidad. Para disfrutarlo con calma, es mejor visitarla por la mañana entre semana.


Las escaleras mecánicas conectan las siete plantas, pero también hay ascensores por si vais con carrito.


En la planta baja suele concentrarse más gente, así que no dudéis en subir rápido a los pisos superiores, donde el ambiente es más cómodo para los niños.


No hace falta comprar nada para vivir la experiencia, pero si buscas un recuerdo especial, los peluches de Hamleys son un clásico que encanta a los pequeños.

Zoo de Londres



Ubicado en Regent's Park, el Zoológico de Londres es uno de los más antiguos del mundo y una excelente opción para pasar medio día con los peques. Tiene zonas temáticas, encuentros con animales, espectáculos y actividades interactivas. Es muy accesible, con buenas instalaciones para familias y una gran variedad de especies que fascinan a los niños.


Historia y esencia del lugar


El London Zoo, inaugurado en 1828, es el zoológico científico más antiguo del mundo. Nació como un centro de investigación destinado a estudiar especies de todos los continentes, y con el tiempo abrió sus puertas al público, convirtiéndose en uno de los espacios familiares más emblemáticos de Londres.


A lo largo de casi dos siglos, el zoo ha evolucionado para centrarse en la conservación, la educación y la protección de especies amenazadas. Hoy forma parte de la Zoological Society of London (ZSL) y combina historia, ciencia y aventura de una manera que fascina tanto a niños como a adultos.


Para los más pequeños, visitar el London Zoo es sentir que el mundo se vuelve enorme, lleno de criaturas asombrosas y hábitats que parecen sacados de un libro ilustrado.


Ambiente, aprendizaje y diversión para los niños


El London Zoo es un viaje sensorial por continentes enteros en pocos pasos. Los niños escuchan rugidos, cantos exóticos, risas de monos y el batir de alas en los aviarios. Los colores de las mariposas, el sonido del agua en los hábitats tropicales y los movimientos elegantes de los animales llenan el paseo de descubrimientos constantes.


Cada zona está diseñada para despertar curiosidad y aprendizaje: desde insectos microscópicos hasta grandes felinos, pasando por reptiles, aves y primates.


La interacción es clave: túneles que atraviesan hábitats, plataformas elevadas, zonas donde los animales caminan libres y espacios para observar muy de cerca.


Para los niños, el zoo se convierte en una mezcla perfecta de emoción, juego y conocimiento, un lugar donde pueden comprender la importancia de respetar y cuidar la naturaleza.


Qué ver y qué hacer con los más pequeños


El London Zoo está lleno de experiencias inolvidables para los peques. Entre las más especiales destacan:


Land of the Lions, un recorrido inmersivo donde los niños se sienten dentro de una aldea india rodeada de leones asiáticos.

Penguin Beach, con una enorme piscina donde los pingüinos nadan y juegan a pocos metros.

Gorilla Kingdom, un espacio para observar gorilas en un entorno natural rodeado de vegetación.

Butterfly Paradise, mágico para los más pequeños, que pueden caminar entre mariposas que revolotean a su alrededor.

Reptile House, famosa por la escena de Harry Potter, donde los niños irradian emoción al ver serpientes y camaleones.

Tiger Territory, donde los tigres de Sumatra impresionan con su elegancia.

Zona infantil interactiva, con animales domésticos y actividades para los más pequeños.


Cada área del zoo está diseñada para que los niños vivan una experiencia enriquecedora, educativa y emocionante.


Consejos prácticos para familias


Para disfrutar al máximo, te recomiendo llegar por la mañana y dedicar entre 3 y 4 horas al recorrido. El zoo está dentro de Regent’s Park, por lo que después de la visita podéis disfrutar de un picnic o un rato de juego en el parque.


Ve preparado con agua, protector solar o paraguas según la temporada, y calzado cómodo para los peques.

Las zonas de mayor afluencia suelen ser Penguin Beach y Gorilla Kingdom, así que es buena idea comenzar por ahí si llegáis temprano.


El acceso es fácil desde Camden Town o Regent’s Park, y los carritos de bebé están permitidos en casi todo el recorrido.

Consulta las horas de alimentación y charlas con cuidadores: son momentos que encantan a los niños y les ayudan a aprender mientras observan de cerca a los animales.

Tienda M&M's World



Situada en Leicester Square, esta tienda es un delirio de color y olor a chocolate. M&M's World tiene estatuas gigantes, zonas para personalizar tus propios M&M's y hasta un coche de carreras real. Es un lugar que no toma mucho tiempo, pero que los peques adoran por su energía y su ambiente 100% colorido.


Historia y esencia del lugar


M&M’s World London abrió sus puertas en 2011 en el corazón de Leicester Square, convirtiéndose en la tienda de chocolate más grande del mundo dedicada exclusivamente a los famosos caramelos de colores.


Su creación formó parte del proyecto de renovación de la zona, que buscaba añadir espacios familiares, interactivos y llenos de vida en pleno West End.


Desde su inauguración, la tienda se ha convertido en un destino imprescindible para niños y adultos que quieren vivir una experiencia divertida, sensorial y completamente diferente. Más que una tienda, es un pequeño parque temático del universo M&M’s.


Ambiente, aprendizaje y diversión para los niños


Para los niños, M&M’s World es un estallido de colores y alegría. Nada más cruzar la puerta, se encuentran con música animada, figuras gigantes de los personajes M&M’s y un aroma dulce que lo envuelve todo.


Las luces, los tonos intensos de las paredes, los mosaicos gigantes y los tubos infinitos llenos de caramelos crean un ambiente que despierta emoción y curiosidad.


Los personajes en tamaño real, vestidos con trajes británicos —incluida una figura con el uniforme de la Guardia Real— hacen que la experiencia sea tan divertida como memorable.


Los pequeños disfrutan moviéndose entre los colores, eligiendo sabores y viendo cómo el chocolate se convierte en un mundo de fantasía a su alrededor.


Qué ver y qué hacer con los niños


M&M’s World está llena de rincones que los niños adoran:


La “pared de chocolate”: un muro inmenso con decenas de tubos llenos de M&M’s de colores y sabores sorprendentes que los pequeños pueden mezclar a su gusto.

Figuras gigantes de los personajes M&M’s: perfectas para fotos divertidas, incluso vestidos al estilo británico.

Personalización de M&M’s: una de las zonas más populares, donde los niños pueden imprimir su nombre, mensajes o dibujos en sus propios M&M’s.

Merchandising temático: juguetes, ropa, accesorios y artículos únicos del universo M&M’s.

Escenografías temáticas del West End y del Reino Unido, llenas de detalles que hacen que cada rincón sea una sorpresa.


La experiencia es pura diversión, visualmente estimulante, y deja a los niños con una sonrisa permanente.


Consejos prácticos para familias


M&M’s World está ubicada en Leicester Square, una de las zonas más concurridas del West End. Por eso, lo ideal es visitarla por la mañana o a primera hora de la tarde si quieres evitar multitudes.


La entrada es gratuita, y se puede recorrer en unos 20–40 minutos, dependiendo del entusiasmo de los niños en la zona de colores y personalización.


Los carritos de bebé pueden entrar sin problema, aunque en momentos de máxima afluencia puede resultar un poco estrecho.

Tienda Lego



Justo al lado, la Lego Store de Londres es otra parada imprescindible. Desde reconstrucciones de Big Ben y un vagón del metro en tamaño real hasta zonas para construir y jugar libremente, es perfecta para niños de cualquier edad. También puedes crear tu propia figura personalizada, algo que muchos se llevan como recuerdo único.


Historia y esencia del lugar


La LEGO Store de Leicester Square abrió en 2016 y rápidamente se convirtió en la tienda LEGO más grande del mundo. Su creación respondió a un deseo claro: ofrecer un espacio donde niños y familias pudieran vivir la experiencia LEGO de manera inmersiva, con construcciones gigantes, zonas de juego y actividades interactivas.


Ubicada en una de las plazas más famosas del West End, la tienda no solo vende juguetes: celebra la creatividad, la ingeniería y la magia de construir. Con modelos inspirados en Londres y un diseño que invita a explorar, la LEGO Store se ha consolidado como una parada imprescindible para familias que visitan la ciudad.


Ambiente, aprendizaje y diversión para los niños


Para los más pequeños, la LEGO Store es como entrar en una ciudad construida con millones de piezas. Las luces brillantes, los colores vibrantes y las esculturas gigantes despiertan de inmediato su emoción y curiosidad.


Se escuchan risas, el sonido de piezas encajando, conversaciones entusiasmadas entre niños que descubren nuevas construcciones y el murmullo constante de un espacio que parece siempre vivo.


Las zonas interactivas permiten tocar, crear, mezclar colores y dar forma a mundos enteros con sus propias manos.


Los niños aprenden jugando: desarrollan creatividad, concentración, coordinación y pensamiento lógico mientras se sumergen en un universo donde todo es posible.


Qué ver y qué hacer con los niños


La LEGO Store es un auténtico parque temático en miniatura. Entre sus rincones más emocionantes para los pequeños destacan:


El Big Ben de LEGO a tamaño real, una obra impresionante que deja a todos sin palabras.

La cabina de teléfono roja de LEGO, donde los niños pueden entrar y hacerse fotos en uno de los iconos más divertidos de la tienda.

El “Mosaic Maker”, una experiencia única para crear un retrato personal (o de los niños) en versión LEGO.

La “Pick & Build Wall”, una gran pared llena de piezas de todos los colores y formas para que los pequeños escojan sus favoritas.

La zona interactiva de construcción, donde pueden crear vehículos, figuras o edificios y jugar con ellos al instante.

Modelos londinenses en miniatura, como el metro o escenas urbanas llenas de humor LEGO.


Cada espacio está diseñado para inspirar, sorprender y hacer que los niños se sientan parte de un cuento construido por ellos mismos.


Consejos prácticos para familias


La tienda suele estar muy concurrida, especialmente por la tarde y los fines de semana. Si quieres que los pequeños disfruten con más espacio y calma, lo mejor es ir entre semana por la mañana.


La entrada es gratuita, y el recorrido puede durar entre 30 minutos y 1 hora, más si los niños se entusiasman en la zona de construcción.


Si deseas usar el Mosaic Maker, es recomendable reservar o acudir temprano, ya que el servicio suele tener lista de espera.


La tienda está en pleno Leicester Square, por lo que es fácil combinar la visita con M&M’s World, un paseo por Piccadilly Circus o una parada en Covent Garden.

HMS Belfast



Este barco de guerra anclado en el Támesis es una atracción fascinante para niños curiosos. Pueden explorar camarotes, salas de máquinas, y aprender sobre la vida naval de forma muy visual e interactiva. Está muy cerca del Tower Bridge, que "parecía sacado de un libro de aventuras", como decía uno de mis sobrinos mientras cruzábamos.


Historia y esencia del lugar


El HMS Belfast es un crucero de guerra británico botado en 1938 y protagonista de algunos de los episodios más importantes del siglo XX.


Este enorme barco participó en la Segunda Guerra Mundial, escoltó convoyes en el Ártico y formó parte del Desembarco de Normandía.


Tras décadas de servicio, se convirtió en un museo flotante gestionado por el Imperial War Museum, abierto al público desde 1971.


Hoy, el HMS Belfast es una cápsula del tiempo sobre el río Támesis, un lugar donde las familias pueden caminar por las cubiertas de un barco real y descubrir cómo vivían, dormían y trabajaban los marineros que hicieron historia.


Para los niños, es una mezcla perfecta entre exploración, juego y aprendizaje.


Ambiente, aprendizaje y diversión para los niños


Subir al HMS Belfast es como entrar en un barco de aventuras. Los niños sienten que han sido transportados a una misión secreta: escaleras empinadas, pasillos estrechos, botones, cabinas diminutas, cañones gigantes y salas llenas de objetos auténticos.


El sonido del río a través del casco, el eco de los pasos sobre el metal y las recreaciones del comedor, la panadería o la sala de operaciones hacen que el recorrido sea totalmente inmersivo.


Los pequeños pueden tocar, observar, imaginar y descubrir cómo era la vida a bordo, aprendiendo sin darse cuenta sobre historia, trabajo en equipo y vida naval.


El barco fomenta la curiosidad: cada puerta es una sorpresa y cada cubierta abre un nuevo capítulo de esta gran aventura marinera.


Qué ver y qué hacer con los más pequeños


El HMS Belfast es un auténtico parque de exploración histórica. Entre las experiencias más emocionantes para los niños destacan:


Los grandes cañones de cubierta, que impresionan a cualquier pequeño aventurero.

El puente de mando, donde pueden imaginar que dirigen el barco.

La sala de máquinas, llena de tuberías, calderas y ruido ambiente simulado.

La cocina y el comedor, donde se recrea la vida cotidiana de la tripulación.

Las literas diminutas, que a muchos niños les parecen de juguete.

Las zonas interactivas, con audioguías infantiles y paneles explicativos adaptados.

Vistas espectaculares del Tower Bridge, perfectas para fotos familiares.


Cada cubierta narra un fragmento de la vida en el mar, una aventura que los más pequeños absorben con entusiasmo.


Consejos prácticos para familias


El HMS Belfast está atracado junto al Tower Bridge, muy cerca de la estación de London Bridge. Para disfrutarlo con calma, lo mejor es visitarlo por la mañana, cuando hay menos visitantes.


El recorrido suele durar entre 1,5 y 2 horas, aunque los niños curiosos pueden pasar más tiempo en las zonas interactivas.


Ten en cuenta que algunas escaleras son empinadas, por lo que no es recomendable llevar carrito; es mejor usar mochila portabebés si vas con niños muy pequeños.


Lleva calzado cómodo y prepara a los peques para un auténtico “barco de exploración” donde habrá que subir y bajar muchas veces.


Después de la visita, podéis pasear por el Queen’s Walk, ver el Tower Bridge de cerca o hacer una pausa en los parques del entorno.

London Eye



Una vuelta en la noria más famosa de Europa es una experiencia inolvidable para toda la familia. Desde lo alto del London Eye, los niños pueden reconocer muchos de los lugares que han visto durante el viaje. Si no hay miedo a las alturas, este plan es ideal al atardecer, con la ciudad iluminándose poco a poco.


Historia y esencia del lugar


El London Eye nació en el año 2000 como parte de las celebraciones del nuevo milenio. Lo que empezó como una instalación temporal se convirtió rápidamente en uno de los iconos más queridos de la ciudad, un símbolo moderno del skyline londinense.


Diseñada por los arquitectos Marks Barfield, esta gran noria de 135 metros de altura fue la más grande del mundo en su inauguración y cambió para siempre la forma de contemplar Londres desde las alturas.


Hoy, el London Eye forma parte esencial del South Bank, un paseo vibrante y familiar lleno de teatros, parques, música callejera y atracciones para todas las edades. Para los niños, es una experiencia inolvidable que mezcla emoción, descubrimiento y vistas que parecen sacadas de un cuento.


Ambiente, aprendizaje y diversión para los niños


Subir al London Eye es una aventura suave y emocionante a la vez. Para los niños, las cápsulas de cristal parecen naves espaciales que les llevarán a explorar el cielo.


Mientras la noria asciende, el horizonte se abre y la ciudad aparece como un enorme mapa, lleno de detalles que despiertan la imaginación: el río serpentea, los barcos se mueven como juguetes, el Big Ben parece un reloj de cuentos y los edificios se vuelven pequeños a medida que subes.


La experiencia combina emoción, observación y aprendizaje visual. Los niños aprenden a identificar monumentos, comprenden la escala de la ciudad y descubren cómo Londres cambia con la luz, el clima y la perspectiva.


La sensación de “estar flotando” es mágica para ellos: suave, tranquila y totalmente segura.


Qué ver y qué hacer con los más pequeños


Un paseo en el London Eye dura unos 30 minutos, tiempo suficiente para que los niños disfruten de:


Vistas espectaculares del Big Ben, Parlamento y Westminster Abbey, a tan solo unos pasos visuales.

El río Támesis, con sus barcos, puentes y vida constante.

El skyline moderno, con The Shard, la City y sus rascacielos brillando en la distancia.

Las cápsulas panorámicas, donde pueden moverse libremente y mirar desde todos los ángulos.

Fotos inolvidables, especialmente en la parte más alta, donde Londres se despliega como una ciudad de juguete.

La zona de South Bank, perfecta para completar el día con música callejera, helados y parques infantiles.


A los pequeños les encanta señalar, comparar, preguntar y sentirse pequeños exploradores desde las alturas.


Consejos prácticos para familias


El London Eye es muy popular, por lo que lo ideal es comprar las entradas con antelación y visitar por la mañana o al atardecer, cuando las colas suelen ser más cortas.


Los carritos de bebé están permitidos, pero deben plegarse antes de entrar en la cápsula.


La noria se mueve con suavidad y no se detiene, lo que hace que subir y bajar sea rápido y sencillo.

Si vas con niños muy pequeños, lleva algo de abrigo ligera, ya que las cápsulas pueden estar un poco frescas.


Después de la experiencia, el South Bank ofrece todo para familias: puestos de comida, museos interactivos, zonas verdes y paseos junto al río ideales para descansar.

Museo de Historia Natural



Uno de los favoritos indiscutibles. En mi caso, terminamos el día en el Museo de Historia Natural, frente al esqueleto de un diplodocus gigante. El edificio ya impresiona por fuera, pero por dentro es un mundo de dinosaurios, piedras preciosas, ballenas colgantes y salas interactivas. Todo gratuito y perfecto para pasar varias horas.


Historia y esencia del lugar


El Museo de Historia Natural de Londres abrió sus puertas en 1881 en un edificio que parecía diseñado para un cuento: una catedral del conocimiento, hecha de piedra tallada, arcos majestuosos y criaturas mitológicas en sus columnas.


Nació como parte de las colecciones científicas del Museo Británico, pero con el tiempo se convirtió en una institución independiente dedicada a estudiar, conservar y mostrar la vida en la Tierra a lo largo de millones de años.


Hoy es uno de los museos más queridos del mundo, especialmente por las familias, gracias a su manera única de combinar ciencia, imaginación y experiencias inolvidables. Para los niños, entrar en este museo es como abrir un libro gigante lleno de sorpresas.


Ambiente, aprendizaje y diversión para los niños


El museo es un espectáculo desde el primer paso: la enorme entrada neorrománica, los techos altísimos y la luz filtrándose entre las arcadas crean una atmósfera de descubrimiento y asombro.


Nada más entrar, los niños se encuentran con “Hope”, el impresionante esqueleto de una ballena azul suspendida en la gran sala central. Desde ahí, cada galería es una aventura: dinosaurios que rugen, volcanes que tiemblan, animales gigantes, piedras brillantes, fósiles increíbles y maquetas que ayudan a los pequeños a comprender cómo funciona el mundo.


El aprendizaje viene envuelto en magia: los niños tocan, observan, escuchan y experimentan con elementos interactivos. Comprenden la evolución, la biodiversidad y la historia natural sin esfuerzo, guiados por la emoción del descubrimiento.


Qué ver y qué hacer con los más pequeños


El Museo de Historia Natural es enorme, pero hay zonas especialmente pensadas para sorprender a los niños:


La Galería de los Dinosaurios, donde el famoso Tyrannosaurus rex animado mueve la cabeza y ruge, uno de los momentos más esperados por los pequeños.

Hope, la ballena azul, impresionante desde cualquier ángulo e ideal para explicar el tamaño de los animales del océano.

La zona de los mamíferos, con recreaciones a tamaño real de elefantes, ballenas, jirafas y animales de todos los continentes.

La Tierra Viva, donde los niños aprenden sobre volcanes, terremotos, placas tectónicas y fenómenos naturales de forma interactiva.

El simulador de terremoto, una experiencia divertida y educativa que les hace sentir cómo responde el suelo bajo sus pies.

La Galería de los Insectos, llena de criaturas curiosas que fascinan a los más pequeños.

La sala de minerales y piedras preciosas, con gemas que parecen sacadas de un cuento.


Cada sala está diseñada para sorprender, y los pasillos del museo son una aventura constante.


Consejos prácticos para familias


El museo es gratuito, pero muy popular, especialmente los fines de semana y festivos. Para evitar colas, lo ideal es llegar a primera hora de la mañana.


Si vais con carrito, todas las plantas tienen ascensores, aunque algunas galerías pueden llenarse en horas punta.


El museo es grande, así que selecciona las zonas que más entusiasmen a los niños para evitar cansancio. La planta baja y la zona de dinosaurios suelen ser las favoritas.


Lleva agua y algún snack, o haz una pausa en la cafetería; la visita puede durar entre 2 y 4 horas según el ritmo de los pequeños.

El museo está en South Kensington, un barrio perfecto para familias, muy cerca del Science Museum y del Victoria & Albert Museum, por lo que es fácil combinar visitas.

Madame Tussauds



El famoso museo de cera de Londres puede ser muy divertido para los niños, sobre todo si reconocen personajes de películas, superhéroes o celebridades. Además, la experiencia incluye un viaje en taxi por la historia de Londres que suele encantar a los peques.


Historia y esencia del lugar


Madame Tussauds abrió en Londres en 1835 y nació del talento extraordinario de Marie Tussaud, una artista francesa que aprendió desde joven el arte de moldear figuras en cera.


Lo que empezó como una exhibición itinerante terminó convirtiéndose en uno de los museos más famosos del mundo, donde personajes históricos, estrellas del cine, deportistas, músicos y superhéroes conviven bajo un mismo techo.


Con el paso de las décadas, Madame Tussauds evolucionó de simple galería de cera a un espacio inmersivo con escenarios, efectos especiales y experiencias interactivas que atraen especialmente a las familias.


Para los niños, es un lugar donde los personajes que admiran “cobran vida”.


Ambiente, aprendizaje y diversión para los niños


Madame Tussauds es emoción desde el primer momento: música, luces, escenarios temáticos y figuras sorprendentemente realistas hacen que los pequeños sientan que están dentro de una película o un libro de aventuras.


Los niños pueden acercarse, tocar, posar y hacerse fotos junto a sus personajes favoritos. Ven de cerca a héroes, deportistas, estrellas del pop y personajes de ficción con una naturalidad que solo este museo consigue.


El ambiente es alegre, dinámico y lleno de estímulos: pasillos que parecen sets de cine, vehículos, luces que se mueven y zonas donde las figuras están colocadas como si fueran protagonistas de escenas reales.

El aprendizaje surge entre risas: descubren personajes históricos, líderes mundiales o deportistas legendarios mientras se divierten.


Qué ver y qué hacer con los pequeños


Madame Tussauds está lleno de rincones fascinantes para los niños. Entre sus favoritos suelen estar:


La zona de superhéroes de Marvel, con efectos especiales que hacen sentir a los peques dentro de una aventura.

Star Wars Experience, donde pueden posar junto a Yoda, Darth Vader o los Stormtroopers.

La cámara de celebridades, con actores, cantantes y personajes pop que los pequeños reconocen al instante.

La experiencia del “Spirit of London”, un viaje en taxi tematizado que recorre la historia de la ciudad de forma divertida.

La zona de deportistas, perfecta para fotos con ídolos del fútbol, el tenis o las Olimpiadas.

La Royal Family, donde los niños disfrutan posando “junto a los reyes y príncipes” como si estuvieran en un retrato real.

El túnel de las celebridades infantiles, donde encuentran personajes del cine familiar.


Cada sala es un juego, un escenario listo para que los niños imaginen, rían y participen.


Consejos prácticos para familias


Madame Tussauds es una de las atracciones más visitadas de Londres, por lo que lo ideal es reservar entradas con antelación y elegir horarios de mañana para evitar colas.


Los carritos de bebé están permitidos, aunque el recorrido puede ser más cómodo sin ellos en las zonas de mayor afluencia.

La visita suele durar entre 1,5 y 2 horas, dependiendo de cuántas fotos quieran los pequeños (que suelen ser muchas).


La atracción está muy cerca de la estación de Baker Street, con varias líneas de metro que conectan fácilmente con el resto de la ciudad.


Los niños disfrutan especialmente en las zonas temáticas, así que es buena idea dejar tiempo extra para Marvel y Star Wars.

Al salir, Regent’s Park está a pocos pasos: perfecto para correr, descansar o hacer picnic después del museo.

Museo de la Ciencia



Junto al de Historia Natural, el Science Museum está diseñado pensando en los más pequeños: salas para tocar, jugar, experimentar, simuladores, y una zona especial para niños pequeños. Ideal para aprender jugando y refugiarse si llueve.


Historia y esencia del lugar


El Science Museum abrió sus puertas en 1857 como parte de la gran Exposición Universal del Crystal Palace y, desde entonces, se ha convertido en uno de los centros de divulgación científica más importantes del mundo.


Nació para mostrar inventos revolucionarios y avances tecnológicos que estaban transformando la vida cotidiana, y su misión sigue siendo la misma: acercar la ciencia a todas las edades de forma sencilla, divertida y sorprendente.


Hoy, el museo combina piezas históricas, tecnologías futuristas y experiencias interactivas que hacen que los niños se enamoren de la ciencia sin darse cuenta.


Ambiente, aprendizaje y diversión para los niños


Entrar en el Museo de la Ciencia es sentir que cada sala es un laboratorio gigante lleno de luces, botones, sonidos y objetos curiosos. Para los niños, es como un parque de atracciones del conocimiento.


Las galerías están llenas de máquinas, vehículos, robots, pantallas interactivas y experimentos que invitan a tocar, investigar y jugar. Hay zonas donde pueden construir, simular, resolver retos, aprender sobre energía, espacio, medicina y tecnología sin necesidad de explicaciones complicadas.


Cada rincón despierta preguntas: ¿cómo vuela un avión? ¿cómo se mueve un cohete? ¿por qué brilla una estrella? La ciencia entra en los pequeños a través de la emoción y la curiosidad.


Qué ver y qué hacer con los más pequeños


El Science Museum está repleto de experiencias pensadas para niños. Entre las imprescindibles destacan:


Wonderlab, el espacio más interactivo del museo: experimentos en vivo, estaciones de juego científico, espectáculos, ilusiones ópticas y actividades que hacen que la ciencia sea pura diversión.

Exploring Space, donde los pequeños se quedan maravillados con cohetes, trajes espaciales, satélites y una réplica del módulo lunar.

Flight Gallery, con aviones colgados del techo, motores y simulaciones que encantan a los amantes de los aviones.

Pattern Pod, una zona sensorial diseñada especialmente para niños pequeños, llena de luz, movimiento y juegos interactivos.

La colección histórica, con objetos sorprendentes como viejos trenes de vapor, motores gigantes y máquinas que cambiaron el mundo.

La zona de robots, donde los pequeños descubren desde autómatas antiguos hasta robots modernos con movimientos casi humanos.


Cada sala invita a tocar, probar, pensar y maravillarse.


Consejos prácticos para familias


El Museo de la Ciencia es gratuito, pero Wonderlab requiere entrada adicional. Si viajas con niños, vale muchísimo la pena: suelen querer quedarse allí más tiempo del previsto.


Para evitar multitudes, es mejor ir a primera hora o al final de la tarde.

El museo está diseñado para familias: hay ascensores para carritos, baños familiares y zonas donde los pequeños pueden descansar o tomar un snack.


La visita puede durar entre 2 y 4 horas, dependiendo de la energía y la curiosidad de los niños.

Se encuentra en South Kensington, muy cerca del Museo de Historia Natural y del Victoria & Albert Museum, por lo que es ideal combinarlo con otras actividades familiares.

Museo de Londres



Una joya menos conocida, el Museum of London cuenta la historia de la ciudad desde la prehistoria hasta hoy. Es muy didáctico, con reconstrucciones, objetos curiosos y zonas interactivas. Perfecto para niños más mayores o curiosos por la historia.


Historia y esencia del lugar


El Museo de Londres nació en 1976 con una misión fascinante: contar la historia de la ciudad desde sus orígenes prehistóricos hasta la actualidad. Situado junto a la antigua muralla romana, el museo siempre ha sido un guardián de la memoria londinense, conservando objetos cotidianos, escenas urbanas reconstruidas y tesoros arqueológicos encontrados bajo las calles de la capital.


A lo largo de los años, se ha convertido en uno de los museos familiares más agradables de Londres: accesible, ameno y lleno de espacios pensados para que los niños entiendan de forma sencilla cómo ha cambiado la ciudad a lo largo de miles de años.


Cada sala es un capítulo de una historia gigantesca, contada de forma clara y visual.


Ambiente, aprendizaje y diversión para los niños


El Museo de Londres es perfecto para los pequeños porque convierte la historia en una aventura. Sus salas están llenas de reconstrucciones realistas, sonidos ambientales, vitrinas llenas de objetos curiosos y escenas que parecen sacadas de una película.


Los niños pueden caminar por calles victorianas recreadas, escuchar sonidos del viejo Londres, observar herramientas romanas, ver cómo vivían los londinenses durante la Edad Media o descubrir cómo funcionaban los primeros transportes de la ciudad.


Todo está explicado de manera sencilla, con ilustraciones, maquetas, juegos visuales y paneles pensados para que la historia resulte divertida y cercana. La curiosidad se despierta sola: ¿cómo vivía un niño romano? ¿Cómo eran las casas medievales? ¿Qué se comía en el Londres victoriano?


Qué ver y qué hacer con los más pequeños


El museo está lleno de rincones que los niños disfrutan especialmente. Entre ellos:


La ciudad romana, con restos arqueológicos, mosaicos y objetos que parecen sacados de un libro de aventuras.

La calle victoriana reconstruida, uno de los favoritos de los pequeños: faroles de gas, escaparates antiguos, carros y sonidos reales.

Las maquetas del Gran Incendio de Londres, que ayudan a entender este episodio histórico de forma visual e impactante.

Los espacios interactivos con juegos, pantallas táctiles y zonas donde los niños pueden participar.

Las vitrinas llenas de objetos cotidianos de diferentes épocas: juguetes, ropa, herramientas, utensilios… todo contado como si fueran historias.

Las galerías modernas, con escenas del Londres del siglo XX y XXI que los niños reconocen en la vida actual.


A los pequeños les encanta ver cómo la ciudad ha cambiado tanto… ¡y lo rápido que pueden viajar entre épocas!


Consejos prácticos para familias


El Museo de Londres siempre ha sido un lugar muy cómodo para familias: gratuito, amplio y con un recorrido fácil de hacer incluso con niños pequeños.


Aunque parte del museo se encuentra en proceso de traslado a su nueva sede, conviene revisar horarios y exposiciones temporales antes de la visita.


La duración recomendada suele ser de 1,5 a 2 horas, aunque si los niños son curiosos y disfrutan de las maquetas, podéis pasar más tiempo.


Las zonas cercanas, como Barbican, son perfectas para pasear después y encontrar espacios tranquilos para descansar.


El museo es ideal para combinar con un recorrido por la City, ya que se encuentra muy cerca de algunas de las calles más antiguas de Londres, así como del Barbican Centre y los restos de la muralla romana.

Explorar Londres con niños es vivir la ciudad desde otra perspectiva. La primera vez que llevé a mis sobrinos fue como ver Londres con nuevos ojos. Recuerdo perfectamente cuando nos bajamos del metro en Tower Hill y, al ver la Torre de Londres, uno de ellos gritó: "¡Un castillo de verdad!". Esa emoción pura no se olvida.


Pasamos la mañana buscando a los cuervos legendarios y escuchando las historias de los Beefeaters como si fueran cuentos de hadas con espadas y traiciones. Ver la ciudad a través de sus ojos fue como volver a la infancia: cada rincón era magia, cada historia, un juego.


Si vas con niños, deja que ellos marquen el ritmo… y prepárate para redescubrir la ciudad como si fuera la primera vez.


Tours recomendados para familias:



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Experiencias en Londres