Qué ver en París en 4 días

París es una ciudad para descubrir con calma, como quien relee su libro favorito. En cuatro días puedes no solo ver la ciudad, sino sentirla. Esta guía está basada en una experiencia real, vivida sin prisas, y pensada para aquellos que buscan algo más que una lista de monumentos: una conexión.


Día 1: Volver a mirar lo conocido


Mi alojamiento fue un apartamento pequeño en Rue de Charonne, cerca de la Bastilla. El edificio tenía escaleras de madera que crujían como si contaran viejas historias. Nada más despertar, salí a una boulangerie de la esquina, donde una señora me recibió con una sonrisa breve pero cálida. Pedí un croissant y un café crème. Me senté junto al escaparate a observar cómo comenzaba la vida en París.

"Lo comí sentado junto al escaparate, viendo pasar la vida."



Rue de Charonne


Mañana: Jardín de las Tullerías y Orsay


Comienza tu jornada paseando por el Jardín de las Tullerías. Es un lugar ideal para leer, escribir o simplemente ver la vida pasar.

"Me senté junto al estanque, leí un rato y escuché a unos niños reírse mientras empujaban sus barquitos de madera."


Desde allí, cruza el río hacia el Musée d'Orsay. No importa cuántas veces lo hayas visitado: sus galerías impresionistas siempre tienen algo nuevo que decir.


"Pasé horas frente a los impresionistas. Salí con la sensación de haber leído un libro que me hablaba directamente al corazón."



Jardín de las Tullerías



Musée d'Orsay


Tarde: Ruta clásica sin prisa


Puedes caminar por la Rue de Rivoli, entrar en librerías, tiendas de papel o galerías de arte escondidas. Llega hasta el Pont des Arts y siéntate a mirar el río, los artistas, los enamorados, el ritmo lento.




Rue de Rivoli



Pont des Arts


Noche: Cena tranquila y paseo


Termina el día con una cena en la zona de Bastilla o en Le Marais. Cualquier bistró con manteles de cuadros, buena sopa de cebolla y vino de la casa es una elección perfecta.


Consejo: Si tienes energías, date un paseo nocturno por el río Sena, o incluso sube a un barco iluminado. Ver París de noche desde el agua es algo que no se olvida.



Río Sena

Día 2: Perderse para encontrarse


Mañana: Exploración sin mapa y estaciones únicas


Este día lo reservé para el azar. Tomé la línea 11 del metro y bajé en Arts et Métiers, una estación que parece un submarino steampunk. Desde allí, caminé sin rumbo fijo.


"Decidí explorar sin rumbo fijo. Caminé hasta el Marché des Enfants Rouges y probé un plato marroquí delicioso, con cuscús y verduras confitadas."


El Marché des Enfants Rouges, en pleno Marais, es uno de los mercados cubiertos más antiguos de París. Una joya gastronómica con puestos de comida internacional y mesas compartidas.



Arts et Métiers



Marché des Enfants Rouges


Mediodía: Libros, tinta y postales


Después del almuerzo, pasé horas en librerías, jugueterías antiguas y tiendas de papelería. Compré una pluma y tinta, y fui hasta la Place Dauphine. Este rincón discreto, entre el Pont Neuf y el Palacio de Justicia, es perfecto para escribir, pensar, y mirar la vida pasar en silencio.


"Me senté a escribir postales en la Place Dauphine. Allí conocí a una pareja mayor que jugaba a la petanca y me enseñaron, entre risas y un vaso de vino, que la vida también se juega sin prisa."



Place Dauphine


Tarde: Templo del arte callejero y descanso parisino


Continúa caminando por la Île de la Cité, pasa por la restaurada fachada de Notre-Dame, y busca uno de los muchos pequeños cafés del Quinto Arrondissement. Este es el momento para detenerse con un espresso y ver cómo el día empieza a bajar de ritmo.




Île de la Cité



Notre-Dame


Noche: Cena improvisada y rincón literario


Cena en alguna terraza escondida del barrio Latino o cerca de Saint-Michel. Es una noche ideal para caminar hasta el Shakespeare and Company, la famosa librería donde tantos escritores han soñado. Cierra el día comprando un libro o simplemente observando sus estanterías y dejando que te elija una historia.



Shakespeare and Company

Día 3: París desde el estómago y la música


Mañana: Montparnasse y vistas únicas


Desayuna en alguna boulangerie del barrio de Montparnasse con un buen pain au chocolat y cafecito caliente. Luego, sube a la Torre Montparnasse: desde aquí tendrás una de las mejores vistas de París… ¡con la Torre Eiffel incluida!


"No muchos van, pero desde arriba se ve París con la Torre Eiffel en el centro… una vista que casi nadie te cuenta, pero que se queda contigo."


  • Consejo: Puedes aprovechar y recorrer el cementerio de Montparnasse si te interesan las figuras literarias y artísticas enterradas allí.



Montparnasse



Pain Au Chocolat


Tarde: Entrecôte, dulces y descubrimientos


Reserva mesa en Le Relais de l’Entrecôte, donde sirven entrecot con salsa secreta y papas fritas ilimitadas. No necesitas elegir, solo disfrutar.


"Estaba lleno, como siempre, pero compartí mesa con una turista japonesa que me terminó recomendando una pastelería cerca de Odéon. Fui. Probé un Paris-Brest que sabía a cielo de avellanas."


Después, explora la zona de Odéon y el Barrio de Saint-Germain. Es ideal para comprar libros antiguos, chocolates o perfumes locales.



Le Relais de l’Entrecôte


Noche: Montmartre bohemio y jazz


Termina el día subiendo a Montmartre, pero evita las rutas típicas. Busca calles empedradas tranquilas, fachadas cubiertas de hiedra y bares escondidos donde aún suena música en vivo.


"Descubrí un pequeño bar donde tocaban jazz manouche en vivo. Me quedé hasta tarde, tomando vino tinto y dejando que la música me arrullara."



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Montmartre

Día 4: El París secreto y la despedida


Mañana: Buttes-Chaumont, el pulmón escondido


Inicia el último día en el Parque Buttes-Chaumont, un lugar muy local, donde los turistas apenas llegan. Desde el templo que corona el parque hay una vista distinta de París, más íntima.


"Allí, familias locales hacen picnic y las parejas se besan sin apuro."

Llévate un libro o simplemente camina entre sus senderos. El aire es diferente, y el silencio, más profundo.


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Parque Buttes-Chaumont


Mediodía: Casas de cuento y sueños urbanos


Baja hacia La Campagne à Paris, un conjunto de casitas residenciales que parecen sacadas de una aldea francesa. Hortensias, ventanas con cortinas blancas, gatos durmiendo al sol.


"Ahí caminé en silencio, escuchando el canto de los pájaros, y me imaginé viviendo en una de esas casas."

Desde allí, puedes ir hacia la Cité Florale, otro rincón lleno de poesía urbana, donde las calles tienen nombres de flores y las fachadas están cubiertas de glicinas.



La Campagne à Paris



Cité Florale


Tarde: Un cierre dulce


Compra una buena tartelette de frambuesa, siéntate en una escalinata, y deja que París te despida con dulzura.

"Cerré el día sentado, viendo la luz dorada de la tarde, con el corazón lleno de belleza."



Tartelette de frambuesa


París no se termina


Cuatro días en París no son solo un viaje. Son una forma de estar en el mundo.

"París me enseñó, otra vez, que la belleza está en los detalles, en lo que no buscamos pero encontramos. Y que volver no es repetir, sino profundizar."

No importa si es tu primera vez o la décima. París siempre tiene algo más que decir. Y tú, algo más por vivir.

Experiencias en París