Museos de Dublín

Dublín no solo es pubs, calles con historia y literatura. También es una ciudad ideal para perderse en museos, sobre todo si está lloviendo, algo bastante común. Muchos de ellos son gratuitos, pequeños y acogedores, lo que los convierte en el refugio perfecto para los viajeros curiosos. Esta guía te llevará por los museos más importantes de Dublín, combinando información últil con experiencias reales.


Museo Nacional de Arqueología


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El edificio impresiona desde que entras: hierro forjado, galerías superiores, una cúpula inmensa... parece una mezcla entre palacio y estación antigua. De esos lugares donde miras al techo antes que a las vitrinas.


Lo más impactante, sin duda, son las "bog bodies": cuerpos momificados hallados en turberas. Están ahí, a centímetros, con la piel arrugada, después de siglos bajo tierra. Es imposible no estremecerse.


Y luego está el Tesoro Celta: oro, torques, broches como el Ardagh Chalice o el Tara Brooch. Piezas delicadas y potentes, como si te metieras de lleno en un libro de historia celta.

La entrada es gratuita. Si necesitas un plan cultural sin coste, este es el lugar. Ideal para complementar con un free tour imprescindible por Dublín.


Historia y contexto


El Museo Nacional de Arqueología de Irlanda, inaugurado en 1890, nació con la misión de custodiar los tesoros históricos encontrados en la isla y narrar la historia del pueblo irlandés desde sus orígenes más remotos.


Su sede en Kildare Street, un edificio neoclásico de gran solemnidad, fue concebida como un templo dedicado al pasado: un lugar donde la arqueología se convierte en memoria viva.


Desde sus vitrinas emergen miles de años de historia: la Irlanda prehistórica, la época vikinga, la cultura celta y la Edad Media se unen en una narración profunda y apasionante.


Hoy es uno de los museos más importantes del país y una parada imprescindible para cualquier viajero que quiera comprender el alma y el legado de Irlanda.


Colecciones, arte y ambiente


El museo sorprende desde la entrada: una rotonda majestuosa con columnas corintias, suelos de mosaico y una luz suave que hace brillar el bronce, el oro y la piedra de las piezas expuestas.


Entre sus colecciones más extraordinarias destaca el tesoro de arte celta, donde el oro irlandés revela su carácter único a través de torques, broches y joyas rituales de una delicadeza asombrosa. El famoso Broche de Tara, con sus filigranas minuciosas, parece una pieza salida de un taller de dioses.


Uno de los espacios más impactantes es el dedicado a los bog bodies, cuerpos de miles de años perfectamente conservados gracias a los pantanos irlandeses. Sus rostros, aún marcados por la historia, crean una atmósfera silenciosa y sobrecogedora.


La colección vikinga aporta dinamismo con espadas, amuletos, herramientas y restos urbanos hallados bajo las calles de Dublín, mientras que la sección de Egipto sorprende por su delicadeza y exotismo.


El museo combina penumbra y claridad para realzar cada pieza, generando un ambiente íntimo, casi meditativo.


Qué ver y qué hacer durante la visita


Entre las experiencias más recomendables durante la visita destacan:


El Broche de Tara, una obra maestra del arte celta.

El Tesoro de Oro, con joyas y objetos ceremoniales que revelan la sofisticación de las antiguas culturas irlandesas.

Los cuerpos de los pantanos, una de las colecciones más impactantes y únicas del mundo.

La exposición vikinga, ideal para entender cómo esta cultura moldeó el nacimiento de Dublín.

La colección medieval, con cruces, cálices y relicarios finamente decorados.

La galería egipcia, pequeña pero llena de encanto, con momias y objetos funerarios.


El museo se recorre con calma, saboreando cada sala. Es ideal para viajeros curiosos que disfrutan de la historia contada a través de objetos.


Consejos prácticos para la visita


El museo está ubicado en Kildare Street, muy cerca de St Stephen’s Green y del Trinity College. Su entrada es gratuita, lo que lo convierte en uno de los planes culturales más recomendables de la ciudad.


La visita ideal dura entre 1,5 y 2 horas, aunque los amantes de la arqueología pueden pasar mucho más tiempo explorando sus tesoros.

El mejor momento para visitarlo es por la mañana, cuando la atmósfera es más tranquila y la luz realza los detalles de las piezas.

Aunque no es muy grande, conviene llevar calzado cómodo, ya que las salas están distribuidas en distintas galerías.


Después de la visita, puedes continuar el recorrido histórico por el centro o pasear hacia Merrion Square, a pocos pasos del museo.

Galería Nacional de Irlanda



Una de las joyas del arte en Dublín. A pocos pasos de Merrion Square, esta galería alberga obras de artistas irlandeses y europeos como Caravaggio o Jack B. Yeats.


Está perfectamente organizada, con zonas dedicadas a distintas épocas y estilos. Además, tiene espacios amplios y luminosos que invitan a recorrerla sin prisa.


Entrada gratuita y exposiciones temporales muy bien curadas. Ideal para una mañana cultural, sobre todo si el tiempo no acompaña.


Historia y contexto


La Galería Nacional de Irlanda, inaugurada en 1864, nació con la ambición de acercar el arte a todos los ciudadanos y dotar a Dublín de una institución cultural comparable a las grandes capitales europeas.


A lo largo de los años, el museo ha crecido gracias a adquisiciones, donaciones privadas y ampliaciones arquitectónicas que han permitido reunir una colección extraordinaria de pintura europea, con especial presencia del arte irlandés.


Hoy, la Galería es un símbolo de la vida cultural del país: un espacio luminoso donde conviven maestros del Renacimiento, paisajistas románticos, retratistas modernos y la gran escuela de pintura irlandesa.


Es un refugio artístico en pleno centro de la ciudad, íntimo y accesible para todos los visitantes.


Colecciones, arte y ambiente


La Galería Nacional destaca por su atmósfera delicada y serena. Los pasillos se envuelven en una luz natural suave que resalta colores, texturas y detalles. Los suelos de madera, el silencio amable y las salas amplias crean un ambiente perfecto para la contemplación.


Entre sus obras más importantes se encuentra “The Taking of Christ” de Caravaggio, una pieza poderosa rescatada después de décadas perdida. Su claroscuro dramático detiene a cualquier visitante.


También sobresalen pinturas de Velázquez, Goya, Vermeer y Monet, reflejando la amplitud europea del museo.

El arte irlandés brilla especialmente aquí: retratos de artistas nacionales, escenas costumbristas, paisajes bañados por luz atlántica y obras que narran la historia del país a través del pincel.


La reciente ampliación contemporánea aporta salas más luminosas, patios internos y espacios donde la arquitectura dialoga armoniosamente con el arte.


Qué ver y qué hacer durante la visita


Entre los tesoros imprescindibles que ofrece la Galería Nacional destacan:


“The Taking of Christ”, la obra maestra de Caravaggio que atrae miradas y silencios.

La colección de pintura irlandesa, desde el siglo XVIII hasta obras contemporáneas de enorme sensibilidad.

Retratos icónicos, como el de la escritora Lady Gregory o el del poeta WB Yeats.

Las salas europeas, con piezas de maestros holandeses, italianos y españoles.

Las galerías modernas, donde exposiciones temporales y nuevos montajes dan dinamismo constante al museo.

El jardín interior y la arquitectura renovada, espacios que permiten una pausa luminosa entre sala y sala.


La visita invita a recorrer con calma, detenerse ante una obra que emocione o simplemente dejarse llevar por la atmósfera tranquila del museo.


Consejos prácticos para la visita


La Galería Nacional se encuentra junto a Merrion Square, muy cerca del Museo de Arqueología y del centro. La entrada es gratuita, lo que la convierte en una opción excelente para viajeros culturales.


La duración recomendada de una visita cómoda es de 1 a 2 horas, aunque los amantes de la pintura pueden disfrutarla durante más tiempo.


El mejor momento para ir es por la mañana o entre semana, cuando las salas están más serenas.


El museo cuenta con cafetería y zonas de descanso, ideales para hacer una pausa.


Tras la visita, un paseo por Merrion Square —con sus jardines y esculturas— es el complemento perfecto para continuar la experiencia artística.

Museo de Artes Decorativas e Historia



Ubicado en el Collins Barracks, un antiguo cuartel convertido en museo. La arquitectura ya vale la visita.

Dentro, descubrirás desde muebles antiguos hasta trajes militares, pasando por objetos cotidianos de distintas épocas. Es un recorrido por la vida irlandesa a través de lo material.


Perfecto para combinar con una visita reflexiva a la Kilmainham Gaol, la antigua cárcel donde se entiende de verdad el carácter combativo de Irlanda. El ambiente en el patio de los fusilamientos es solemne; uno no sale igual.


Puedes redondear la experiencia con un tour privado por Dublín en español.


Historia y contexto


El Museo Nacional de Artes Decorativas e Historia, ubicado en el histórico cuartel de Collins Barracks, abrió sus puertas en el año 1997 como una de las sedes del Museo Nacional de Irlanda.


El edificio, construido en el siglo XVIII, fue durante generaciones un cuartel militar británico y posteriormente del Estado irlandés. Sus patios amplios, muros de granito y arquitectura sobria conservan el eco de marchas, entrenamientos y ceremonias castrenses que marcaron buena parte de la historia del país.


Transformado en museo, Collins Barracks se convirtió en un espacio dedicado a mostrar la vida cotidiana, la artesanía, el diseño, la moda y la historia política y social de Irlanda. Es un museo que une pasado militar y cultura material, ofreciendo una mirada profunda a la evolución del país a través de objetos que acompañaron a sus habitantes durante siglos.


Colecciones, arte y ambiente


La atmósfera del museo es luminosa y tranquila. Sus salas, distribuidas alrededor de patios abiertos, guardan una mezcla exquisita de objetos decorativos, mobiliario, uniformes, platería, arte religioso y piezas vinculadas a la independencia irlandesa.


Cada galería está cuidadosamente iluminada para que los materiales —maderas nobles, metales bruñidos, tejidos, cerámicas— revelen su textura y su historia.


Entre las colecciones más sorprendentes destaca la Irish Silver Collection, una muestra de orfebrería que refleja siglos de destreza artesanal. También sobresale la colección de mobiliario irlandés, las piezas de moda histórica, los relojes, los objetos de diseño contemporáneo y las exposiciones dedicadas a la vida doméstica en Irlanda.


Las salas dedicadas al pasado militar muestran uniformes, armas y banderas que revelan las complejas relaciones entre Irlanda y el Reino Unido. El equilibrio entre arte decorativo y memoria histórica hace de este museo un espacio único en Dublín.


Qué ver y qué hacer durante la visita


Entre los espacios más destacados del museo se encuentran:


La colección de platería irlandesa, con piezas que deslumbran por su detalle y elegancia.

Las galerías dedicadas a la independencia, con objetos clave del levantamiento de 1916 y testimonios que ayudan a comprender la creación del Estado irlandés.

La exposición de moda histórica, que muestra cómo se vestían los irlandeses en distintas épocas.

La colección de muebles, desde piezas georgianas hasta diseños modernos que muestran la evolución del gusto irlandés.

Las exposiciones temporales, siempre variadas y enfocadas en aspectos culturales contemporáneos.

Los patios del antiguo cuartel, perfectos para pasear unos minutos entre sala y sala.


Es un museo ideal para quienes desean conocer Irlanda más allá de sus grandes relatos, explorando su vida cotidiana, sus objetos más preciados y su identidad visual.


Consejos prácticos para la visita


El museo se encuentra en Collins Barracks, cerca de la estación del Luas (línea roja), lo que facilita el acceso desde el centro de Dublín. La entrada es gratuita, y su extensión permite una visita serena de entre 1,5 y 2 horas.


Es un museo amplio y muy cómodo para recorrer sin prisas; si viajas con niños, les encantará explorar los patios y las salas con objetos curiosos.


Lo ideal es visitarlo por la mañana, cuando la luz acentúa la belleza del edificio y las salas están más tranquilas.Tras la visita, puedes acercarte al Phoenix Park, a pocos minutos a pie, para disfrutar de un paseo o un descanso al aire libre.

Galería Hugh Lane



Una galería moderna, menos conocida pero muy interesante. Alberga arte contemporáneo y la famosa recreación del estudio de Francis Bacon.


Es uno de esos lugares que no están llenos de turistas y permiten respirar, mirar, pensar. Muy recomendable si te interesa el arte moderno o simplemente quieres conocer algo diferente.


Historia y contexto


La Hugh Lane Gallery, fundada en 1908 por el coleccionista y mecenas Sir Hugh Lane, nació con un propósito visionario: acercar el arte moderno a la sociedad irlandesa en un momento en el que este estilo todavía despertaba controversia.


Lane, apasionado defensor de las vanguardias, reunió una colección excepcional de pintura europea y quiso regalar a Dublín un museo que reflejara apertura cultural y modernidad.


La galería, ubicada en Charlemont House, un palacio georgiano diseñado por William Chambers, ha vivido una historia marcada por debates, ampliaciones y el famoso litigio sobre la herencia de Lane, que dio lugar al actual acuerdo de préstamo compartido con Londres.


Hoy, la Hugh Lane Gallery es un faro del arte contemporáneo, un museo que combina tradición y experimentación en armonía.


Colecciones, arte y ambiente


La atmósfera del museo es íntima, pausada y profundamente estética. Sus salas georgianas, bañadas por luz natural, mezclan el peso de lo histórico con la frescura del arte moderno.


Entre sus grandes tesoros se encuentra la colección impresionista, con obras de Manet, Degas, Monet y Renoir que resplandecen en espacios luminosos donde cada pincelada adquiere vida propia.


Pero la obra más célebre es, sin duda, el estudio original de Francis Bacon, recreado al detalle después de que fuera trasladado desde Londres pieza por pieza. El caos creativo del pintor —tubos de pintura, recortes, fotografías, muebles desgastados— expuesto con precisión arqueológica es una experiencia única en el mundo.


La galería combina pintura, escultura, instalación y arte contemporáneo, generando un ambiente elegante y sereno en el que cada exposición respira y se expande.


Qué ver y qué hacer durante la visita


Entre los espacios y obras imprescindibles para el visitante destacan:


El estudio de Francis Bacon, uno de los montajes museísticos más sorprendentes de Europa.

La colección impresionista, con piezas que capturan luz, movimiento y vida cotidiana con una armonía maravillosa.

Las pinturas irlandesas modernas, que revelan la evolución artística del país.

Las exposiciones contemporáneas, siempre dinámicas y a menudo multisensoriales.

Charlemont House, que por sí misma es una obra arquitectónica que merece ser admirada.

El programa de actividades, con talleres, charlas y encuentros que enriquecen la experiencia del visitante.


Cada sala invita a detenerse, observar y respirar arte con serenidad.


Consejos prácticos para la visita


La Hugh Lane Gallery está ubicada frente al verde de Parnell Square, a pocos minutos andando desde O’Connell Street. La entrada es gratuita, lo que la convierte en una joya accesible para cualquier amante del arte.


La visita suele durar entre 45 minutos y 1,5 horas, según el interés del visitante, aunque el estudio de Bacon suele atrapar miradas durante más tiempo del esperado.


Es un museo perfecto para quienes buscan una experiencia artística más íntima que la de las grandes galerías nacionales.


Lo ideal es visitarlo a media mañana o primeras horas de la tarde, cuando la luz ilumina las salas de forma más poética. Después, un paseo por los jardines de Parnell Square o por las librerías de la zona es una continuación natural de la visita.

Museo Irlandés de Arte (IMMA)



Instalado en un antiguo hospital real, con jardines amplios y edificios de piedra claros. La visita comienza ya en el paseo hasta la entrada.

Dentro encuentras instalaciones, esculturas, pinturas, muchas veces desafiantes o desconcertantes, pero siempre provocadoras.

Entre sala y sala, te asomas a una ventana y ves el jardín. Esa combinación de arte moderno y entorno clásico lo convierte en un rincón tranquilo, no tan turístico. Ideal para sentirse un poco local.


Historia y contexto


El Museo Irlandés de Arte Moderno, conocido como IMMA, abrió sus puertas en 1991 en un escenario tan inesperado como poderoso: el antiguo Hospital Real de Kilmainham, un edificio del siglo XVII inspirado en Les Invalides de París.


Este lugar, que durante siglos acogió a veteranos del ejército, fue transformado en un centro dedicado al arte contemporáneo, convirtiéndose en un punto de referencia para la creación actual en Irlanda y Europa.


La misión del IMMA es clara: promover el arte moderno y contemporáneo mediante exposiciones, residencias artísticas, programas educativos y una colección que crece año tras año.


Es un museo que respira libertad creativa, donde el pasado arquitectónico dialoga con las expresiones más innovadoras del presente.


Colecciones, arte y ambiente


El IMMA destaca por su ambiente luminoso y contemplativo. Sus galerías blancas y minimalistas permiten que cada obra respire, se expanda y dialogue con el visitante.


La colección incluye piezas de artistas irlandeses e internacionales, desde instalaciones y fotografía hasta performance, escultura, vídeo y pintura contemporánea.


La atmósfera es tranquila, casi meditativa. Los pasillos se abren a patios interiores y ventanales que enmarcan los jardines formales del antiguo hospital, creando momentos de silencio y equilibrio entre naturaleza y creatividad.


El museo es conocido también por su programa de exposiciones temporales, que traen a Dublín obras de artistas de renombre mundial y propuestas experimentales que amplían los límites del arte.


Qué ver y qué hacer durante la visita


El IMMA es un museo que se disfruta sin prisa, dejando que cada sala sorprenda con un lenguaje distinto. Entre los elementos más destacados para el visitante se encuentran:


La colección permanente, que reúne obras de los artistas contemporáneos más influyentes de Irlanda.

Las exposiciones temporales, siempre diversas, desde grandes retrospectivas hasta instalaciones inmersivas.

Los jardines del IMMA, un espacio verde perfecto para pasear, descansar o reflexionar tras la visita.

Los patios interiores del Hospital Real, cuya arquitectura clásica contrasta maravillosamente con el arte moderno.

El programa educativo, con talleres y actividades que enriquecen la experiencia del visitante.


Cada visita al IMMA es diferente, ya que las salas cambian constantemente para acoger nuevas propuestas creativas.


Consejos prácticos para la visita


El IMMA se encuentra en Kilmainham, cerca de Kilmainham Gaol y del Museo de Artes Decorativas e Historia, lo que lo convierte en una excelente parada dentro de una ruta cultural por la zona oeste de Dublín.


La entrada a la colección permanente es gratuita, aunque algunas exposiciones especiales pueden requerir ticket.

La visita suele durar entre 1 y 2 horas, aunque muchos visitantes disfrutan prolongando su estancia en los jardines.


La luz de la tarde es especialmente bonita en el recinto, realzando la arquitectura del antiguo hospital.

Si viajas en transporte público, el tranvía y varias líneas de autobús te dejarán a poca distancia del museo.

Museo de Cera de Dublín



Una opción más ligera y divertida. El National Wax Museum Plus mezcla figuras de celebridades con personajes históricos irlandeses, zonas de ciencia, terror y cultura pop.


No es el más sofisticado, pero puede ser entretenido, sobre todo si viajas con niños o buscas una actividad diferente en Dublín.


Historia y contexto


El Museo de Cera de Dublín, conocido hoy como Dublin Wax Museum Plus, abrió originalmente en la década de 1980 en College Green, buscando crear un espacio donde historia, cultura popular y entretenimiento se mezclaran de forma accesible y amena.


Con el paso de los años, el museo evolucionó, actualizó sus colecciones y finalmente se trasladó a su sede actual en Westmoreland Street, en pleno corazón de la ciudad.


A diferencia de otros museos de cera más tradicionalistas, el de Dublín siempre ha apostado por un enfoque creativo: personajes históricos irlandeses, figuras literarias, músicos, héroes, villanos y criaturas fantásticas conviven bajo un mismo techo, narrando la identidad del país desde sus raíces hasta la cultura pop contemporánea.


Colecciones, arte y ambiente


El museo combina salas de ambientación teatral con figuras de cera elaboradas con gran detalle. La atmósfera cambia a medida que se avanza: algunas estancias son luminosas y coloridas, mientras que otras se vuelven más misteriosas o incluso humorísticas.


Entre las colecciones más llamativas destaca la zona dedicada a figuras históricas irlandesas, donde se representan escenas de la vida de personajes como Wolfe Tone, Michael Collins o los protagonistas del Alzamiento de 1916.


La sección literaria es otro punto fuerte: James Joyce, Samuel Beckett, Oscar Wilde y Bram Stoker aparecen en escenarios que evocan sus obras y universos creativos.


El museo también incluye espacios más fantásticos, como la Mítica Irlanda, donde seres legendarios emergen entre luces, sombras y sonidos, creando una atmósfera casi mágica.


En contraste, la zona de cultura pop —músicos, superhéroes, personajes de cine— aporta una energía vibrante y contemporánea.


Qué ver y qué hacer durante la visita


El recorrido del museo es dinámico y está lleno de sorpresas. Entre las experiencias más recomendables destacan:


La galería histórica, donde se recrean episodios clave de la historia irlandesa con figuras de cera que parecen atrapadas en mitad de un relato.

La sección literaria, que permite pasear entre los grandes escritores irlandeses en ambientes repletos de simbolismo.

La zona de terror, un espacio pensado para quienes disfrutan de un toque escalofriante y divertido.

La experiencia infantil, con personajes de fantasía y superhéroes que hacen las delicias de los más pequeños.

La Mítica Irlanda, donde leyendas y folclore cobran vida entre criaturas legendarias.

La exhibición de ciencia y descubrimientos, que mezcla educación y entretenimiento.


Es un museo variado, perfecto para quienes buscan una experiencia ligera, visual y muy entretenida.


Consejos prácticos para la visita


El Museo de Cera está situado en Westmoreland Street, a pocos pasos de O’Connell Bridge y Temple Bar, por lo que es muy fácil de incluir en un recorrido por el centro de Dublín.


La visita suele durar entre 45 minutos y 1 hora, ideal para una pausa divertida entre museos más clásicos o paseos urbanos.

Es recomendable visitarlo a media mañana o primera hora de la tarde para evitar aglomeraciones, especialmente los fines de semana y durante la temporada alta.


Si viajas con niños, ten en cuenta que la zona de terror puede resultar intensa para algunos—puede saltarse sin problema.

Tras la visita, el entorno ofrece multitud de opciones: cafeterías, tiendas, el río Liffey y algunos de los rincones más pintorescos de la ciudad.

Museo del Leprechaun



Pequeño, temático y encantador. El Leprechaun Museum te sumerge en el folclore irlandés: criaturas mágicas, leyendas, cuentos de hadas.

La experiencia es sensorial y teatralizada, con guías que cuentan historias. Sientes que entras en un cuento. Recomendado para los que disfrutan de lo mágico y simbólico.



Historia y contexto


El National Leprechaun Museum, inaugurado en 2010, nació con una intención muy diferente a la de un museo tradicional: contar las historias, mitos y leyendas que han moldeado la imaginación irlandesa.


El leprechaun —esa criatura traviesa, diminuta y asociada a la fortuna— es solo la puerta de entrada a un universo mucho más amplio: el folclore celta.


Creado como un espacio inmersivo y narrativo, el museo se inspira en la tradición oral irlandesa, donde cuentos, hadas, bosques encantados y seres mágicos forman parte del tejido cultural del país. No es un museo de objetos, sino de sensaciones, relatos y experiencias.


Hoy es un lugar querido tanto por familias como por viajeros curiosos que desean comprender el lado más mágico y simbólico de Irlanda.


Colecciones, arte y ambiente


El museo está diseñado como un recorrido sensorial. Cada sala tiene iluminación, sonidos y escenografías que transportan al visitante a mundos míticos: bosques sombríos, casas gigantes, pasillos estrechos o espacios que parecen sacados de un cuento.


Uno de los lugares más emblemáticos es la sala de los muebles gigantes, donde el visitante se ve reducido al tamaño de un leprechaun, sintiendo cómo sería vivir en un mundo dominado por proporciones mágicas.


Otras salas recrean pozos de los deseos, paisajes nocturnos iluminados por linternas, bosques encantados y escenas relacionadas con leyendas populares.


El ambiente es cálido, misterioso y, a ratos, divertido. La narración oral —uno de los pilares del museo— añade un toque íntimo y profundamente irlandés: los guías cuentan historias con pasión, humor y un ritmo casi musical.


Qué ver y qué hacer durante la visita


El museo se recorre como si fuese un cuento dividido en capítulos. Entre las experiencias más memorables destacan:


La sala gigante, donde los visitantes se convierten simbólicamente en leprechauns.

El bosque mágico, un espacio lleno de luces suaves y sombras que evocan caminos antiguos de Irlanda.

El túnel de los mitos, que presenta criaturas y leyendas menos conocidas del folclore celta.

Las sesiones narrativas, donde los guías cuentan historias tradicionales con humor, dramatización y encanto irlandés.

La experiencia nocturna (Nighttime Tour), más misteriosa y dirigida a adultos, donde las leyendas adquieren un tono más oscuro.


Es un museo que no se ve; se vive. Ideal para quienes disfrutan del imaginario celta y las atmósferas envolventes.


Consejos prácticos para la visita


El museo se encuentra en Jervis Street, muy cerca de Temple Bar y del río Liffey. Aunque no es un museo grande, la experiencia suele durar entre 40 minutos y 1 hora, dependiendo del tipo de visita.


Las entradas se agotan con facilidad, especialmente para los tours nocturnos, por lo que es recomendable reservar con antelación.

Es perfecto para familias, aunque algunas salas oscuras pueden impresionar a los niños más pequeños; aun así, la mayoría lo vive como una aventura encantadora.


La visita es completamente guiada, por lo que conviene llegar puntual para disfrutar del recorrido completo.

Después del museo, puedes pasear por Temple Bar, Moore Street o llegar hasta Ha’Penny Bridge en pocos minutos.

Experiencias en Dublín