Cádiz hoteles con encanto: los 3 alojamientos que me robaron el alma

Hoteles con encanto en Cádiz: dormir con alma gaditana


Cádiz es mar, historia, sal y sonrisa. Pero también es descanso, detalles, y rincones donde dormir se convierte en parte de la experiencia. Si buscas hoteles con encanto en Cádiz, aquí te comparto tres en los que me alojé y que dejaron una huella profunda en mi forma de sentir la ciudad.


Hotel Boutique La Casa del Califa (Centro histórico)


Era plena primavera cuando llegué a este pequeño refugio urbano. Me gustó que La Casa del Califa no se impone: una discreta puerta de madera abre paso a un patio central inundado de luz, geranios colgantes y fuentes de agua que murmuraban. Mi habitación, con un pequeño balcón que daba a una callejuela empedrada, era un capullo decorado con azulejos blancos y azules y muebles de madera recuperada.

Sensaciones: calma, frescura, transparencia.

Lo que más me gustó: el desayuno servido en el patio, con pan tostado, mermeladas caseras, zumos naturales y café recién molido. Esa pausa matinal, al aire libre, fue un presagio del día. Además, se respiraba autenticidad: en cada esquina había un objeto con historia, y el personal te trataba con cariño local, casi familiar.

Recomendación: ideal para quienes buscan refugio céntrico y sensación de hogar con un punto de fantasía histórica.


Hotel Spa Cádiz Centro (La Victoria)


Durante una escapada de playa me quedé aquí. Es un hotel más moderno, situado a dos calles de la arena, con una azotea dedicada al relax: jacuzzi con vistas al mar, tumbonas y una puesta de sol de cinematógrafo. La habitación era amplia, luminosa y moderna, con grandes ventanales que atrapaban el poniente.

Sensaciones: descanso reparador, rejuvenecimiento, paz costera.

Lo que más me gustó: terminar el día en la terraza spa, con una copa de vino blanco y el sonido lejano de las olas. El ambiente era de bienestar: toallas siempre frescas, productos de baño con olor a sal y una música ambiental suave. El personal era eficiente y amable, explicando rutas de paseo y horarios de la zona de bienestar.

Recomendación: para quienes buscan combinar playa, bienestar y un poquito de lujo relajado.


Pensión Casa Miyares (La Viña)


Este no es un hotel de diseño, pero su encanto reside en la honestidad. Casa Miyares es un ejemplo clásico de taberna-hospedaje: habitaciones sencillas, baños compartidos, una barra en el hall donde siempre había un par de vecinos con una caña.

Sensaciones: calidez popular, alegría cotidiana, sensación de pertenencia.

Lo que más me gustó: la tertulia espontánea en el salón, la cercanía absoluta con la vida del barrio, el café de prensa española que te servían cada mañana. Dormir en esta pensión es escuchar Cádiz desde el núcleo: los pasos en la calle, el sonido de las campanas, vecinos saludando desde el balcón.

Recomendación: perfecto si quieres sentirte parte de la ciudad, no solo un visitante. Aunque no busca sofisticación, te regala autenticidad.


Reflexión personal


Cada alojamiento me ofreció una forma distinta de habitar Cádiz: desde la elegancia minimalista del centro hasta la rutina festiva de La Viña. Compartía habitaciones, desayunos o miradores, pero siempre sentía la compañía del mar y de sus gentes.

Si buscas una mirada diferente de Cádiz, elige según tu prioridad: belleza histórica, bienestar junto a la playa o inmersión popular. En cualquiera de ellos llevarás contigo algo más que un colchón: una forma de sentir la ciudad.

Experiencias en Cádiz