Cumbres Mayores Cádiz: cocina de sierra en pleno centro urbano

Entrada a un refugio serrano


En pleno corazón de Cádiz, donde lo urbano suele vestirse de salitre y bullicio, se esconde un rincón que evoca sierra, pausa y lumbre. Cumbres Mayores no necesita artificios: su fachada de madera oscura y su nombre discreto son solo el umbral de una experiencia que lleva al comensal de la ciudad al campo en unos pocos pasos.

Era un mediodía de otoño tardío, con una brisa fresca que anunciaba el invierno, cuando crucé esa puerta. El aire dentro era distinto: más rural, más silencioso, más pausado. Como si el tiempo se hubiese amoldado al ritmo de la cocina.


Decoración: memoria y calidez


El interior es evocador: vigas vistas, paredes de piedra, manteles blancos con cenefas bordadas, barriles reciclados como mesas. Una luz dorada, suave, envuelve el espacio mientras suena de fondo un hilo musical de guitarras y voces flamencas lejanas. Hay algo de casa antigua, de casona familiar. El ambiente mezcla familias que comparten risas y parejas que conversan entre copas. Reposo, cercanía, intimidad.


Entrantes con acento marino y serrano


Ensalada de pimientos asados con ventresca


Un plato sencillo pero redondo: pimientos rojos brillantes, jugosos, con ventresca mantecosa, casi lozana. El aliño llevaba ajo muy finamente picado y un toque crujiente de céleri. Todo en equilibrio, fresco y sabroso. Un guiño al mar y a la huerta, armonizado en un mismo plato.


Platos principales que abrazan


Solomillo ibérico en salsa de boletus y vino tinto


El solomillo llegó jugoso, generoso en tamaño y sabor, bañado en una salsa espesa de setas. Terroso, dulce, profundo. El vino tinto aportaba un trasfondo cálido, y las patatas panaderas crujientes completaban un plato redondo. El sabor se sentía lento, envolvente, reconfortante.


Dulce final con esencia de sierra


Tarta de queso payoyo con mermelada de higos


La textura era cremosa, ligeramente fundente. La mermelada de higos, aromática, soleada, daba un contraste entre dulzor y acidez muy equilibrado. Era el tipo de postre que no empalaga, sino que conversa con el paladar y lo deja con sonrisa.


El servicio: voz gaditana y cercanía sincera


El camarero fue un ejemplo de cómo se puede ser profesional sin perder el arraigo. De voz clara, simpatía natural y sin prisas. Me recomendó un vino de Montilla-Moriles que armonizó perfectamente con los platos. Me habló del origen de la carne, de la preparación casera, sin tecnicismos. Puro gusto de ser atendido con verdad.


Lo que sentí y por qué volveré


Cumbres Mayores se siente como una casona serrana convertida en refugio urbano. La comida tiene profundidad y autenticidad, el ambiente invita a la pausa, y el trato suma con discreción. No es un restaurante que quiera impresionar: quiere nutrir, abrazar y reconfortar.

Al terminar, me senté un rato en la terraza interior, rodeado de plantas, con aroma a azahar y romero. El fresco me devolvía a la ciudad, pero el paladar seguía en la sierra. Una transición suave, hermosa, sentida.


Por qué elegir Cumbres Mayores en Cádiz


  • Porque reúne sabores de sierra con el alma de la ciudad.
  • Porque cuida los detalles sin alardes.
  • Porque el servicio es tan sincero como su cocina.
  • Porque ofrece un respiro de calma y profundidad en pleno centro.


Si buscas una comida con sabor a campo, hecha con cariño y servida con calma, este es tu sitio. En Cumbres Mayores no solo comes: respiras, recuerdas y vuelves a creer en la cocina de verdad.

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