Iglesia de Matías

Al caminar por el Bastión de los Pescadores, con el viento del Danubio acariciándote la cara y Budapest desplegada como un mosaico de tejados rojos, hay un momento en que se alza frente a ti la silueta de la Iglesia de Matías. Su fachada blanca, casi irreal, resalta contra el cielo húngaro como un castillo sacado de un cuento. Así fue como la encontré yo, bañada en los tonos dorados del atardecer.


Ubicación y cómo llegar



Situada en el corazón del Distrito del Castillo de Buda, junto al Bastión de los Pescadores, la Iglesia de Matías se encuentra en Szentháromság tér 2. Puedes llegar fácilmente caminando desde el funicular del Castillo o en autobús (línea 16 desde Deák Ferenc tér).


Un exterior que parece un cuento


La primera impresión es deslumbrante. El tejado de tejas vidriadas Zsolnay, de colores vivos y formas geométricas, brilla con los reflejos del sol. Parecen escamas de dragón, contrastando con el gótico elegante de la estructura. Recuerdo pensar que parecía algo sacado de los cuentos de los Hermanos Grimm. Una joya tallada en piedra suspendida en el tiempo.


Historia de la Iglesia de Matías



Conocida también como Iglesia de Nuestra Señora, fue fundada en el siglo XIII por Béla IV. Durante la ocupación otomana fue transformada en mezquita, y posteriormente restaurada en el siglo XIX en estilo neogótico por Frigyes Schulek, el mismo arquitecto que diseñó el Bastión de los Pescadores. Su nombre popular proviene del rey Matías Corvino, quien celebró aquí dos de sus bodas reales.

En este lugar también fue coronado Francisco José I como rey de Hungría en 1867, un momento crucial en la historia del imperio austrohúngaro. Cuando un guía me lo contó mientras yo admiraba los detalles del interior, imaginé la ceremonia, los ecos, los trajes. Me estremecí.


Un interior que hipnotiza


No esperes un espacio gótico oscuro y sobrio. Al entrar, el impacto es total. Las columnas están cubiertas de motivos florales en tonos tierra, verdes y rojizos, y cada pared parece contar una historia distinta. Me sentí como dentro de un tapiz tridimensional, rodeado de arte sacro y colores cálidos.

Una vidriera dejaba pasar una luz coloreada como miel. Me detuve frente a ella sin necesidad de hacer nada. Solo estar. A mi lado, un niño turista murmuró a su madre: "Parece un castillo de los sueños". Tenía razón. Esta iglesia no se visita: se habita, se respira, te envuelve.


Música y emociones vivas


Uno de los momentos más emocionantes fue cuando alguien tocó el órgano. Solo unos compases. Pero bastaron para llenar la nave y erizarme la piel. Las paredes vibraban, como si la iglesia aún respirara siglos después. Un espacio que, aunque cargado de historia, sigue muy vivo.


Qué ver cerca de la Iglesia de Matías



La zona es perfecta para seguir explorando:


  • Bastión de los Pescadores: mirador espectacular sobre el Danubio
  • Castillo de Buda
  • Museo de Historia de Budapest
  • Laberinto del Castillo


Y al terminar, nada mejor que una copa de vino tokaji en una terraza cercana, mirando cómo la luz del atardecer transforma la iglesia en una catedral de hielo y fuego.


Información útil


  • Entrada general: alrededor de 6-8 €
  • Entrada reducida: para estudiantes y jubilados
  • Horario: Todos los días de 9:00 a 17:00, domingos abre a las 13:00
  • Consejo: consulta si hay conciertos de órgano; la acústica es impresionante


Visitar la Iglesia de San Matías es sumergirse en un poema visual, donde la historia, el arte y la emoción se entrelazan. No te limites a mirarla desde fuera: entra, mira hacia arriba, escucha. Deja que te lleve, aunque sea por un instante, a otro mundo.

Experiencias en Budapest